"El modelo es nuestra fuerza, pero debemos ser capaces de proyectarlo como un servicio sanitario esencial para el sistema"

Con una gran vocación sanitaria, Félix García inicia su labor como farmacéutico en un pequeño pueblo de menos de 700 habitantes. La ardua tarea que comportaban las guardias de 24 horas durante todo el año, le permitió conocer de cerca la profesión, y desarrollar su labor de atención al público de forma intensa. Más tarde, se trasladó a Puertollano donde actualmente desempeña la atención farmacéutica desde la profesionalidad y el consejo experto.

Consciente del sello que imprime el titular en su farmacia, considera que el tipo de oficina depende más del nivel de implicación de éste, que de la propia localización de la oficina. “El tipo de farmacia está cada vez más relacionada con el titular que se sacrifica para poder vivir dignamente de su profesión y acceder a una formación continuada. Debemos tomar la iniciativa y formarnos, incorporar nuevos servicios, y ofrecer al usuario un stock amplio de productos”.

No obstante, los impagos y el desconocimiento de la administración de la realidad de la farmacia influyen en la evolución de la misma. “El aspecto positivo es que los cambios se están llevando de manera adecuada porque están siendo liderados por agentes de salud. Por el contrario el aspecto negativo incide en las dificultades que está planteando la administración con recortes y medidas antipopulares”. Para ello es fundamental que el farmacéutico sepa poner en valor su profesión y sea capaz de transmitir al gobierno la consideración de la atención farmacéutica como un servicio imprescindible para la sociedad, más aún en una población tan envejecida como la actual. “Detrás de un paciente debe haber un farmacéutico. Así ha sido y será durante los próximos años. El modelo es nuestra fuerza, pero debemos ser inteligentes para proyectarlo como un servicio sanitario esencial para el sostenimiento del sistema”.

Otro punto clave en este proceso de transformación es el desarrollo de servicios complementarios al medicamento, ya que ayudan a satisfacer las necesidades de los clientes. Son servicios que están al alza, pero que deben implantarse con la responsabilidad y el respeto adecuado, desde la profesionalidad y la formación especializada. “Los nuevos servicios representan una oportunidad de futuro, pero nunca debemos perder de vista que el farmacéutico debe ser el experto del medicamento, con el objetivo fundamental de mejorar la calidad de vida del paciente. En mi farmacia estos servicios ocupan cada vez más cantidad de tiempo y con mayor responsabilidad. Por tanto, deben ser remunerados una vez demostrado el beneficio para el paciente y para las administraciones”.

En cuanto a los recortes en sanidad, Félix es partidario de diversificar las acciones hacia otros ámbitos como el hospitalario. Se han tomado medidas que han influido notablemente en la gestión diaria de la farmacia, con especial incidencia de la bajada del precio de los fármacos. “Las actuaciones se han llevado a cabo de forma desestructurada y han recaído con insistencia en el gasto farmacéutico. En definitiva se ha puesto de manifiesto la visión a corto plazo de los encargados de elaborar las políticas farmacéuticas”. Y continúa, “todas las medidas han incidido de una u otra manera en la gestión diaria de la farmacia, y de alguna manera banalizan el valor del medicamento. Se debería estudiar el verdadero gasto, no solo a corto plazo, sino con una perspectiva de futuro”.

Por último subraya el gran potencial que supone la red de farmacias para el sistema de salud pública, ahorrando gastos y aportando mayor beneficio al paciente. “El futuro pasa por ser capaces de integrarnos en los equipos de salud, y para ello es esencial buscar la excelencia en nuestra profesión día a día”.