Una de las principales prioridades para los farmacéuticos baleares es regularizar los pagos en todas las comunidades autónomas. Llevan años advirtiendo de que la inseguridad en los pagos y sus plazos perjudica a la gestión diaria de la farmacia.
A día de hoy, el número total de farmacéuticos colegiados en las Islas Baleares es de 1.290, entre los cuales constan 81 jubilados. Las farmacias allí siguen siendo vulnerables ante la actual situación económica, tal y como nos describe Antoni Real Ramis, presidente del COF Illes Balears. “La venta libre ...
A día de hoy, el número total de farmacéuticos colegiados en las Islas Baleares es de 1.290, entre los cuales constan 81 jubilados. Las farmacias allí siguen siendo vulnerables ante la actual situación económica, tal y como nos describe Antoni Real Ramis, presidente del COF Illes Balears. “La venta libre es muy escasa, pero su contribución al sistema sanitario y la accesibilidad del medicamento que implica para todos los ciudadanos es esencial. Por lo tanto, es necesario que las instituciones sigan ayudando a su mantenimiento, y posibiliten su existencia con ayudas como las VEC, que en las Islas Baleares afectan actualmente a 15 farmacias”.
Desde su perspectiva, sin estabilidad no es posible afrontar nuevos retos de la profesión, como potenciar nuevos servicios sanitarios desde las oficinas. “Este es otro punto muy importante”, destaca. “La consolidación de la cartera de servicios de las oficinas de farmacia y su apuesta por parte de la Administración Sanitaria debe ser también una prioridad para el sector”.
Racionalizar
Desde el COF siempre han mantenido que no se pueden cargar todas las medidas de ahorro en las farmacias. “Debemos afrontar el reto de hacer más sostenible el actual sistema sanitario a largo plazo y somos todos, en conjunto, los que debemos hacer un esfuerzo, pero debe ser adecuado a las posibilidades reales de cada uno. Para la financiación del sistema sanitario he planteado varias veces estudiar otras medidas como una mejor lucha contra el fraude fiscal, o la implantación de medidas como el aumento de impuestos en tabaco y alcohol, dos factores que provocan elevadísimos costes al SNS y que podría ayudar a su mantenimiento”.
En su opinión, el futuro pasa por la capacidad de adaptación de las farmacias, dirigida a la gestión y a una profesionalización de todos los aspectos de la misma. Su visión es optimista, en virtud de la proximidad con el ciudadano y el evidente reconocimiento que tiene la labor del farmacéutico a nivel social. “Siempre he defendido que la inestabilidad actual nos obliga a orientarnos hacia una farmacia más asistencial, con una cartera de servicios sanitarios hacia el ciudadano más amplia y personalizada, y que estos servicios sean reconocidos y remunerados por la administración. Para que la administración se decida a remunerar estos servicios primero deberemos demostrar su eficacia, y para ello hará falta tiempo e inversión para cuantificar lo mucho que puede aportar una nueva cartera de servicios al SNS. Que mientras tanto tenga que ser el usuario quién abone estos servicios es la única solución, aunque no es algo que considere adecuado. Habrá que demostrar y cuantificar cómo y de qué forma potenciando este cariz asistencial de la farmacia podemos aportar más a la salud del ciudadano y al mismo tiempo descongestionar y disminuir el gasto en el SNS”.
