Los farmacéuticos de Madrid observan una cierta indefinición en torno al modelo profesional de servicios farmacéuticos que la profesión está proponiendo. Reclaman apoyos claros de la administración y un marco legal preciso que les permita avanzar en ese camino de futuro.
La Comunidad de Madrid cuenta con 12.045 colegiados, el mayor número de España. La crisis ha sido una prueba de estrés muy dura para todas las farmacias en nuestro país, y Madrid no ha sido una excepción. Hablamos con el presidente del COF Madrid, Luis González Díez, quien afirma que ...
La Comunidad de Madrid cuenta con 12.045 colegiados, el mayor número de España. La crisis ha sido una prueba de estrés muy dura para todas las farmacias en nuestro país, y Madrid no ha sido una excepción. Hablamos con el presidente del COF Madrid, Luis González Díez, quien afirma que “sí podemos decir que se han atendido los pagos de la recetas en tiempo y en forma, por lo que es de agradecer a los distintos gobiernos de la comunidad que hayan priorizado este gasto dentro de los presupuestos. Pero es cierto que la farmacia está agotada por tantos decretos de deducciones y sacrificios que se han impuesto durante estos años. Lógicamente hay farmacias que han sufrido más que otras, por eso se habilitó el mecanismo de subvenciones de las farmacias VEC. Pero eso son parches. Necesitamos tomar aire y soltar lastres que nos impiden crecer e invertir en prestar un servicio farmacéutico de mayor calidad y valor para los ciudadanos”.
Centrándose en el desarrollo de la faceta más asistencial, han firmado un convenio con el objetivo de promover una mayor participación del farmacéutico en las tareas de prevención, promoción y protección de la salud. “Estamos muy ilusionados con este proyecto, y ya hemos empezado a trabajar en iniciativas que se conocerán pronto y que van a responder a necesidades reales de los ciudadanos”, explica el presidente.
Mala financiación
Desde el COF defienden que existe un déficit presupuestario porque la sanidad está mal financiada. Es algo palpable año tras año en las cuentas públicas. “Por ahí deberíamos empezar”, reclama González, “por preguntarnos si estamos destinando lo necesario para pagar el nivel de prestaciones públicas que ofrece el SNS. Si no hacemos este debate, luego nos vemos obligados a recortar, a retrasar los pagos como están haciendo de forma irresponsable algunas comunidades, y ahí la farmacia ha salido siempre muy perjudicada, porque se trata de una partida de gasto que se conoce mes a mes. Esto ya no es posible, estamos al límite, se han cerrado farmacias y se han destruido puestos de trabajo. Ya hemos contribuido por encima de nuestras posibilidades y lo que ahora estamos proponiendo son políticas de largo plazo, que cuenten con los profesionales para reducir el impacto de la enfermedad a través de programas de adherencia y seguimiento terapéutico, entre otras muchas iniciativas. Es una inversión en tiempo y recursos que será rentable para el sistema”.
En su opinión, la remuneración de servicios es parte de la solución. “Somos profesionales que estamos a pie de calle y estamos capacitados para implicarnos más en la atención de la cronicidad o la dependencia, por poner dos de los mayores retos sociales que debemos afrontar. Existen muchas áreas donde podemos contribuir con nuestro conocimiento. Todo esto se deberá pagar porque hemos demostrado que la actuación farmacéutica es un beneficio para los pacientes y supone un ahorro para el sistema”.
