El farmacéutico juega un papel fundamental en la cosmetovigilancia

Cualquier producto cosmético puede producir intolerancia o alergia. Por ello, hay una práctica que se ha convertido en la mejor herramienta para controlar y disminuir esos efectos adversos: la cosmetovigilancia. Éste es un servicio en el que los farmacéuticos tienen mucho que decir. Rosalía Gozalo, vocal de Dermocosmética y Productos Sanitarios del Colegio Oficial de Farmacéuticos (COF) de Madrid, repite como si fuera un mantra la palabra formación a la hora de hablar de cosmetovigilancia.

Gozalo recuerda que los productos de dermocosmética ocupan en la actualidad un espacio muy importante en las Oficinas de Farmacia, que registran alrededor de un 20% de las ventas de estos productos. Es importante el seguimiento de posibles efectos no deseados. “Los productos cosméticos deben ser seguros en condiciones de uso normal o razonablemente previsibles. Sin embargo, durante el uso diario, pueden aparecer efectos no deseados. El farmacéutico juega un papel fundamental en la cosmetovigilancia, en el seguimiento de los posibles efectos adversos”, señala. Explica que la cosmetovigilancia es el conjunto de actividades y métodos que tienen como objetivo estudiar, identificar y valorar los efectos adversos asociados al uso de productos cosméticos después de su puesta en el mercado, independiente del canal a través del que se haga. Implica la recogida, el registro y la evaluación de los efectos no deseados, la adopción de medidas para evitar la repetición de dichos efectos o reducir sus consecuencias y la difusión de la información sobre dichos efectos adversos y sobre las medidas que se han adoptado. Es un término relativamente nuevo, aunque ya en 2007 el COF de Madrid implantó el Procedimiento Normalizado de trabajo de Cosmetovigilancia.

¿Hay infranotificación? Esta farmacéutica responde que, “existe, por desconocimiento, una infranotificación de sospechas a reacciones adversas de productos cosméticos”. El Consejo de Europa realizó un estudio piloto sobre la vigilancia de los efectos indeseables de los cosméticos que reveló que solo entre el 25 y el 36% de los consumidores que experimentaron reacciones adversas durante el uso de cosméticos acudió a su médico. Por ese motivo, Gozalo cree que los farmacéuticos tienen mucho por hacer en términos de información a la población. “Para poder llevarlo a cabo, tenemos que formarnos y ser claves en la vigilancia y seguridad de los productos cosméticos”, defiende. En esto hace mucho hincapié el COF de Madrid y por ello puso en marcha en 2015 el curso online Cosmetovigilancia: un valor añadido de la Dermofarmacia, que ya va por su tercera edición.

Los objetivos de este curso, que comienza este mes de octubre, son definir y dar a conocer la cosmetovigilancia, formar a los farmacéuticos en el conocimiento de reacciones adversas, incluidas las que se producen por el mal uso de los productos cosméticos y factores que facilitan su desarrollo. Se trata de ofrecer un valor añadido al canal farmacéutico como asesor de productos cosméticos y una mayor seguridad para el consumidor, de dar a conocer al farmacéutico las obligaciones legales que tiene en materia de cosmetovigilancia y de establecer un sistema de vigilancia frente a reacciones adversas relacionadas con cosméticos partiendo de la Oficina de Farmacia como agente receptor de la información. 

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