Retos, preguntas y dudas se abren en el panorama del Reino Unido, que prevé unos años de cambio en el que podrían cerrarse hasta 900 puntos de venta de fármacos.
Cómo construir una industria de salud sostenible en Gran Bretaña no es un debate nuevo. Pese a un cierto acuerdo en reconocer el rol vital que juega la farmacia en la salud, la realidad es que existe una constante presión en la financiación de la farmacia comunitaria y también en ...
Cómo construir una industria de salud sostenible en Gran Bretaña no es un debate nuevo. Pese a un cierto acuerdo en reconocer el rol vital que juega la farmacia en la salud, la realidad es que existe una constante presión en la financiación de la farmacia comunitaria y también en cómo definir el modelo de negocio para los profesionales independientes.
Según un estudio de ATKearney, hay cinco elementos que podrían cambiar dramáticamente el concepto de la industria, y dar una nueva forma a la farmacia comunitaria. Como se viene anunciando en estos últimos años, los presupuestos de salud no serán especialmente alegres. En el escenario que pintan para las islas británicas, la competencia se intensificará y la cadena de suministro se verá transformada. Nuevos canales alternativos podrán aparecer, junto con un consumidor que pide experiencia y saber hacer a su farmacéutico.
Hacer más pero con menos
El gobierno se encuentra bajo una presión extrema para equilibrar el gasto en salud y reducir los niveles de deuda en un nuevo periodo negativo para el crecimiento del PIB. Pese a que la reducción del gasto en salud no será tan acusada como en otros puntos de los presupuestos estatales, lo que preocupa es su continuo descenso previsto para los años que se avecinan. Si entre 2007 y 2009 hubo una ligera esperanza en el crecimiento del gasto, las continuas bajadas –especialmente dramática la de 2010 a 2011– dibujan un mapa poco esperanzador para la inversión pública en salud.
Ante estas cifras, resulta un tanto incómodo hablar de este generoso 2% de gasto previsto para 2016 teniendo en cuenta que la población británica se encuentra envejeciendo rápidamente, y cada vez hay más enfermos crónicos. De hecho, se ha observado que los tratamientos para problemas cardiovasculares y respiratorios son muy demandados en los últimos tiempos, al igual que los medicamentos de regulación de lípidos o la medicación para la diabetes, lo que responde a que una de cada seis personas en Inglaterra tiene hoy más de 65 años.
Para hacer frente a ello, la Nacional Health Service (NHS) necesita encontrar soluciones eficientes con alrededor del 20% de los 100 millones de libras que tienen como presupuesto. Esto significa que el sistema de salud tiene que hacer más con menos. Una primera alternativa sería hacer bascular el modelo hacia uno que plantee el suministro desde la comunidad. Es también importante promover la prevención, ya que el valor clave de la farmacia es identificar problemas de salud, gestionar los ya existentes y promover estilos de vida más saludables.
La cara negativa de la moneda es que estas nuevas responsabilidades no van ligadas a una mayor financiación. Una porción del presupuesto que tradicionalmente se quedaba en las cadenas de suministro ha virado hoy hacia nuevos servicios de salud. Esto es algo significativo para la farmacia, especialmente en un momento complicado debido a que, pese a que se esperan beneficios, estos retornarán en gran medida al ministerio de salud debido al gran número de medicamentos que se convertirán en genéricos en breve.
Una dura competencia
Ya sin las presiones externas, la industria farmacéutica es un mercado extremadamente competitivo. Los cambios impuestos en 2005 –especialmente el control de las licencias de 100 horas– para mejorar el acceso de los pacientes fue algo que agravó los problemas existentes. Y es que a partir de entonces se han concedido más de 1.200 licencias, lo que equivale a diez veces más la cantidad durante los cinco años previos al cambio. (…)
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