¿Cómo ha evolucionado el papel del farmacéutico? ¿Hacia dónde se dirige la farmacia como espacio de salud? A pie de calle, en contacto directo con los profesionales del sector, buscamos respuestas a éstas y otras preguntas clave.
El boticario asturiano Luis José Alonso ya soñaba desde niño con ser farmacéutico. Con grandes aspiraciones en la vida y el consejo de un gran farmacéutico como era su padre, Luis José supo muy temprano qué quería ser. “Mi padre era titular de una farmacia y en ella pasaba muchas ...
El boticario asturiano Luis José Alonso ya soñaba desde niño con ser farmacéutico. Con grandes aspiraciones en la vida y el consejo de un gran farmacéutico como era su padre, Luis José supo muy temprano qué quería ser. “Mi padre era titular de una farmacia y en ella pasaba muchas horas, en especial los fines de semana y las vacaciones escolares. Con cuatro años descubrí que las aspirinas infantiles eran mucho más ricas que los caramelos de eucalipto y, sentado en el suelo, de la botica fui abriendo sobres de la infantil aspirina”. Con una alegre sonrisa nos descubre su gran pasión desde niño. “El sueño de aquel chico que quería ser investigador y vivir entre tubos de ensayo y microscopios, se transformó en la realidad de un boticario que tuvo la fortuna de tener un buen maestro como es mi padre, a quien intento imitar todos los días”.
Los más de 33 años en la antigua botica le han permitido conocer los entresijos de la profesión farmacéutica. Destaca como una de las grandes ventajas la estrecha relación que se establece con el paciente, lo cual resulta esencial a la hora de ofrecer un consejo personalizado y realizar un seguimiento diario del tratamiento. “A diferencia de lo que ocurre en las consultas médicas donde el paciente dispone de poco tiempo para explicar su problema y donde abundan los tecnicismos y el lenguaje técnico –lo cual deriva en la mayor parte de las veces en un paciente desinformado–, en la oficina de farmacia se le dedica todo el tiempo necesario; lo importante es el consejo farmacéutico, independientemente de los fines comerciales”.
En cuanto al modelo de farmacia, el boticario avilés considera que conserva lo sustancial. “Sigue siendo un modelo planificado para poder llegar a todos los ciudadanos en condiciones de igualdad y equidad. Por otro lado, el servicio sigue siendo prestado por profesionales que procuran dar el mejor servicio y la mejor atención de manera ininterrumpida, en muchas ocasiones sin poder conciliar vida laboral y familiar por el exceso de guardias no del todo justificadas ni necesarias”.
La diversificación de servicios complementarios ha aportado gran valor añadido a la farmacia, no obstante, el medicamento sigue siendo la razón y el centro de la labor farmacéutica. “Los fármacos representan la parte más importante del volumen de facturación de la farmacia. Entre otras cosas porque el paciente acude a la farmacia buscando un remedio para su problema de salud, bien por prescripción de un médico o bien para el tratamiento de los síntomas menores, y, por lo general, solicita una especialidad farmacéutica”. Preguntado por qué tipo de servicios deben ofrecerse desde la farmacia, Luis es concluyente: “No podemos ni debemos prestar cualquier servicio, sino todo aquel que esté relacionado con la salud. Hagamos aquello que sabemos hacer, y hagámoslo lo mejor posible y de manera profesional”.
Por último nos recuerda la clave para asegurar la sostenibilidad de la farmacia a largo plazo. “Debemos acometer la faceta empresarial pensando siempre en lo que somos: profesionales sanitarios, y no al contario. Sólo así seguiremos ejerciendo nuestro rol de apoyo al médico y al paciente complementando la información facilitada sobre el uso de los fármacos y detectando interacciones, duplicidades o incompatibilidades; tarea que, por otra parte, es esencial para preservar los niveles de salud de nuestra población”.
