Cuidado facial, plantando cara al envejecimiento

Con el paso de los años, la piel empieza a presentar signos de envejecimiento. A pesar de que es un proceso irreversible, la dermocosmética nos ofrece diversas alternativas para mitigar signos de la edad.

31/03/2017

Gracias al uso de estos productos, la piel lucirá un aspecto mucho más joven y saludable. Y aunque la mejoría puede apreciarse en pocos días, lo ideal sería utilizar este tipo de cosméticos a partir de los 30 años, consiguiendo, así, una verdadera ralentización en este proceso. El envejecimiento de la ...

Gracias al uso de estos productos, la piel lucirá un aspecto mucho más joven y saludable. Y aunque la mejoría puede apreciarse en pocos días, lo ideal sería utilizar este tipo de cosméticos a partir de los 30 años, consiguiendo, así, una verdadera ralentización en este proceso.

El envejecimiento de la piel nos afecta a todos, pero es mayor o menor dependiendo de un conjunto de factores. Nuestra propia genética es fundamental, aunque situaciones de estrés, de excesiva exposición al sol o la contaminación y los cambios bruscos de temperatura, entre otros, aceleran el proceso.

Con el paso de los años, la capa externa de la piel se adelgaza hasta un 15%. La cantidad de melanocitos disminuye y los que quedan, aumentan de tamaño fabricando melanina de forma irregular, por lo que pueden aparecer manchas pigmentadas en las áreas expuestas al sol. El tejido conectivo sufre importantes cambios, que disminuyen la resistencia y elasticidad de la piel. Los capilares sanguíneos de la dermis se dilatan y se vuelven más frágiles, dando como resultado telangiectasias o arañas vasculares y equimosis. La capa de grasa subcutánea que facilita el aislamiento también se adelgaza, reduciéndose así su capacidad para mantener la temperatura corporal.

También la secreción de las glándulas sebáceas y sudoríparas disminuye con la edad. La falta de sebo afecta de manera especial a las mujeres a partir de la menopausia, causando gran sequedad de la piel y prurito. Como las glándulas sudoríparas producen menos sudor, las personas mayores cuando se enfrentan a altas temperaturas tienen un riesgo mayor de hipertermia o de insolación.

Por todos estos factores, las alteraciones de la piel, tanto las malignas como las benignas, se hacen más frecuentes a medida que envejecemos. Los efectos del sol, uno de los grandes enemigos de nuestra piel, tal como recuerdan a menudo los dermatólogos, son acumulativos.

Si somos bien conscientes de ello, la flacidez, las arrugas y demás manifestaciones del paso del tiempo sobre el aspecto de la piel (manchas, elastosis solar…) se pueden evitar, o retrasar, limitando la exposición al sol sin la debida protección y, a partir de una cierta edad, recurriendo a unos cuidados cosméticos especialmente concebidos para ello.

          

Los especialistas consideran que la edad ideal para iniciar el uso de cosméticos específicos antiarrugas se sitúa hacia los 30 años, aunque esto dependerá naturalmente de cada tipo de piel, y el modo de vida que se lleve.

Los productos antiarrugas se formulan con múltiples y variados principios activos, de manera que cada propuesta puede tener características muy diferenciadas de otras. Además, al ser concebidas, se busca también una adecuada integración en la gama cosmética de la marca o del laboratorio, pudiendo ello condicionar u orientar la selección de ciertos componentes activos. (…)

Cosmética antienvejecimiento en farmacia

Los laboratorios no paran de investigar la mejor forma de ralentizar el envejecimiento de la piel. Cada vez parece más evidente que es un proceso que podemos retrasar, puesto que algunos especialistas aseguran que la edad fisiológica de la piel está condicionada solo en un 25% por la genética. El 75% restante es esencialmente debido a nuestro estilo de vida.

Un estilo saludable consiste en cuidar nuestra alimentación, evitar el tabaco y el alcohol, hacer ejercicio físico moderado, protegernos adecuadamente frente al sol y agentes externos, dormir las suficientes horas, etc. En el caso de la piel, además de tener en cuenta todas estas medidas, nos podemos ayudar con los avances que la cosmética pone a nuestro alcance. Hay productos para todos los gustos y necesidades de la piel, también la nutricosmética se ha revelado como un grandísimo aliado para atacar desde dentro fenómenos como la flacidez, las arrugas, el fotoenvejecimiento y tantos otros.

A la hora de adquirir un determinado cosmético, los clientes suelen consultar en la farmacia sobre la idoneidad de uno u otro. Esto obliga a los profesionales farmacéuticos a conocer, por un lado, las características de los distintos tipos de piel y por otro, las diferentes gamas de productos que ofrecen los laboratorios. Los consejos que ofrece el farmacéutico experto en dermofarmacia, tras explorar los hábitos higienicodietéticos del cliente que le consulta y realizar un somero diagnóstico de las características fundamentales de su piel, pueden ser de gran utilidad para mantener en buen estado esa piel y prolongar su juventud y belleza.

El surtido es muy amplio, tal vez incluso demasiado, y debe ser abordado con un criterio exigente y selectivo, basado en la información técnica disponible y teniendo en cuenta también la experiencia con ellos y el grado de satisfacción obtenido en casos similares anteriores. Ninguna oficina de farmacia puede pretender abarcar la totalidad de gamas y productos de un mercado como este. Proponemos, pues, un consejo basado en un razonable ejercicio de equilibrio entre la fidelidad a productos de probada eficacia y la innovación, siempre necesaria para hacer avanzar cualquiera de nuestros ámbitos profesionales. (…)

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Autor: IM Farmacias
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