Escoger un champú con criterio científico es un problema difícil para la población general dada la gran cantidad de opciones. Lo primero es saber si el cuero cabelludo está enfermo o sano. El cuero cabelludo enfermo necesita un champú tratamiento de la enfermedad. Desde las pediculosis a la psoriasis, desde ...
Escoger un champú con criterio científico es un problema difícil para la población general dada la gran cantidad de opciones. Lo primero es saber si el cuero cabelludo está enfermo o sano. El cuero cabelludo enfermo necesita un champú tratamiento de la enfermedad. Desde las pediculosis a la psoriasis, desde el impétigo a la caspa, desde la infección por hongos a la dermatitis atópica, desde la foliculitis decalvante al liquen pilar,… Existe un largo recorrido en el que el clobetasol, los alquitranes, el piritionato de zinc, el ketoconazol, la ciclopiroxolamina, el ictiol, la niacinamida, el ácido salicílico, los alfahidroxiácidos y otros tantos principios activos formarán parte de la terapia específica de cada enfermedad. Para ello, es conveniente la visita al dermatólogo.
La Dra Aurora Guerra, miembro de la AEDV, nos da las claves para saber realmente qué champú nos conviene en función de posibles problemas en el cabello o cuero cabelludo.
¿Cuál escojo si mi tengo un cabello y cuero cabelludo sanos?
El cuero cabelludo sano precisa fundamentalmente un champú como cosmético de higiene. Pero tampoco la elección es tan simple en este caso, dado que se puede elegir tanto la forma de limpieza –disolución, abrasión, absorción, por emulsión-, como la presentación –toallitas, scrub, alguinatos, coloides, gel- en función de los deseos y circunstancias del paciente.
Además, junto a la función de higiene, el champú puede ser un cosmético de mantenimiento cosmético del cabello –acondicionador, voluminizador, ondulante, alisante, colorante- incorporando en su composición siliconas, proteínas filmógenas, moléculas que alteran el color de alto peso molecular y otras muchas opciones cosméticas.
Por otra parte todo ello puede estar dirigido al pelo fino y delicado, seco o graso, para lo que se pueden incorporar una diferente proporción de tensioactívos aniónicos (normal o graso), catiónicos (seco) o anfóteros (finos y delicados).
Desterrando mitos
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