Aunque la farmacia ha sido asistencial desde siempre, ahora el concepto debe reinventarse para hacerse más visible y útil para el paciente, con resultados medibles en su calidad de vida y en un ahorro considerable para el SNS. Si la estrategia que se ha demostrado más eficaz en una sociedad cada ...
Aunque la farmacia ha sido asistencial desde siempre, ahora el concepto debe reinventarse para hacerse más visible y útil para el paciente, con resultados medibles en su calidad de vida y en un ahorro considerable para el SNS.
Si la estrategia que se ha demostrado más eficaz en una sociedad cada vez más envejecida, con más enfermos crónicos y polimedicados es la prevención en todos sus aspectos, incluyendo la sensibilización de la población al respecto, es lógico que la farmacia asistencial tenga un papel determinante en esta tarea.
El farmacéutico es el profesional sanitario más cercano al ciudadano, con una red de 22.000 farmacias en nuestro país, y realiza a diario una labor de seguimiento, consejo y oferta de servicios profesionales que contribuye a mejorar la calidad de vida de la población, previene enfermedades y permite obtener mejores resultados en salud.
Nuevos tiempos
El valor asistencial que el farmacéutico aporta a la población es algo innato a la profesión y a la vocación farmacéutica, por eso es algo que desde siempre se ha dado por sentado desde ambos lados del mostrador. Sin embargo, las circunstancias coyunturales de la farmacia han cambiado en los últimos años, en los que ha atravesado impagos, Reales Decretos y una crisis económica, entre otras vicisitudes y cambio que han sacudido los cimientos de muchas farmacias. Se ha hecho necesario un cambio, de planteamiento, de gestión, de imagen; y la profesionalización de los servicios farmacéuticos, una profundización en la farmacia asistencial, se ha convertido en una de las herramientas más útiles de cara al futuro.
De lo que se trata es de darle visibilidad a esa faceta de la profesión, por medio de una metodología, verificando resultados y ampliando acciones. También resulta fundamental la implicación de las diferentes administraciones para crear un marco legislativo adecuado, y que se regule la remuneración de los servicios profesionales por parte de los organismos públicos. Queda mucho trabajo por hacer y un largo camino por recorrer, pero toda la profesión, representada en los colegios, están desempeñando una importante labor para dar todo el impulso, el apoyo y la formación necesaria para que los farmacéuticos profundicen en el desarrollo de esta "nueva farmacia asistencial".
Unidos
La Declaración de Córdoba, presentada en octubre de 2014 en el XIX Congreso Nacional Farmacéutico, supuso la plasmación del compromiso de la farmacia comunitaria para mejorar la atención a los pacientes, apostando por la profesionalidad, la práctica asistencial y el trabajo colaborativo con otros profesionales sanitarios. Un llamamiento y un posicionamiento de la profesión farmacéutica fruto del análisis, el debate y la reflexión de más de 200 expertos del ámbito nacional e internacional y de carácter multidisciplinar: sanitario, económico, sociológico, jurídico y universitario. Desde los colegios profesionales se ha seguido potenciando esta nueva vertiente, en primer lugar, con formación para el farmacéutico, algo absolutamente imprescindible, para que pueda protocolizar todas estas acciones y estructurarlas en programas concretos. Esto es algo que en la actualidad, por ejemplo, se está haciendo en diferentes provincias y autonomías con el programa CONsigue de seguimiento farmacoterapéutico, o programas de seguimiento cardiovascular o de cribado de cáncer colorrectal.
Otro de los aspectos que trabajan es explicar y llevar sus estudios y proyectos a las diferentes administraciones sanitarias, para que los integren en sus políticas y se doten del marco jurídico que permita al farmacéutico trabajar con todas las garantías.
Resulta fundamental, además, la coordinación con todos los eslabones de la cadena sanitaria para poder formar un verdadero entramado asistencial que dé respuesta a las nuevas y crecientes necesidades de un paciente que responde a un nuevo perfil (mayor, crónico, polimedicado y con un cierto grado de dependencia), y además aprovechar las sinergias y resultar más eficaz en resultados sanitarios y en impacto económico.
Horizonte
Ambos aspectos, tanto la eficacia como el ahorro, deberían ser considerados más en serio por las administraciones sanitarias, que hasta el momento parecen haber estado más ocupadas en recortes y reducción de gasto, centrándose en políticas cortoplacistas que no han dado los resultados esperados. Ahora es el momento de mirar con apertura, centrarse en algo más que no sea el beneficio inmediato, y pensar en la prevención, la gestión, el aprovechamiento de sinergias y la coordinación de los diferentes agentes sanitarios. El profesional farmacéutico está preparado para el reto, y para convertirse en una pieza fundamental.
Desde estas páginas también queremos ser un apoyo, un aliado, ser una fuente de información, inspiración y consejo para todos los farmacéuticos que deciden apostar por el servicio al ciudadano, de una manera más cercana, eficaz y continuada, con resultados medibles. Una publicación de cabecera sobre la farmacia asistencial. Y para lograrlo, en cada número abordaremos diferentes facetas y opiniones fundamentadas sobre este tema tan propio de la esencia de la farmacia, ofreciendo una nueva perspectiva sobre algo que ya estamos acostumbrados a ver todos los días, y por eso necesita una nueva luz.
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