Con más de 30 años atendiendo a la población rural, Elena Elkoro (Guipúzcoa) conoce bien de cerca los problemas de la farmacia. Su botica situada en el municipio de Elgueta cuenta con una población de poco más de mil habitantes. "Soy la primera farmacéutica en mi familia, y he descubierto ...
Con más de 30 años atendiendo a la población rural, Elena Elkoro (Guipúzcoa) conoce bien de cerca los problemas de la farmacia. Su botica situada en el municipio de Elgueta cuenta con una población de poco más de mil habitantes. "Soy la primera farmacéutica en mi familia, y he descubierto mi gran vocación. Lo que más aprecio de mi trabajo es el contacto directo con el cliente y el reconocimiento social cuando ayudas a resolver sus problemas de salud".
Sin embargo, Elena echa en falta mayor cohesión entre el gremio. "Nos falta unión, estamos tan centrados en el día a día que no tenemos tiempo de reflexionar sobre nuestro futuro a largo plazo".
Una de las preocupaciones de la farmacia rural es la dificultad para disponer de los medios necesarios que garanticen la implantación de nuevos servicios. "Resulta complicado proveer más y mejores servicios profesionales precisamente por la singularidad del medio urbano en el que existe una población pequeña. Sin embargo, en este contexto se potencia mucho más la relación profesional-paciente que se basa en la familiaridad y en la confianza mutua".
No obstante, y a pesar de que esto ha sido así siempre, existen muchos cambios que también han afectado a la botica rural. "El modelo de farmacia ha evolucionado mucho, por ejemplo, han cambiado las costumbres de los clientes, sobre todo de los más jóvenes. Nuestro reto está en evolucionar al mismo ritmo, adelantándonos a sus necesidades, fidelizando al cliente a través de un servicio de calidad y una atención personalizada", advierte Elena, y a continuación añade que todo este esfuerzo por adaptarse a los nuevos tiempos tiene que estar recompensado con servicios remunerados.
El camino hacia la implantación de los servicios profesionales y de la atención personalizada conlleva la implicación de equipos multidisciplinares y de una mayor colaboración entre profesionales. "Nosotros hemos participado en el programa conSIGUE y en un programa de detección de riesgo de Diabetes Mellitus tipo 2 en la farmacia comunitaria, y en ambos casos hemos obtenido resultados muy satisfactorios".
Este tipo de acciones son precisamente las que aportan valor al sistema y demuestran la contribución de la farmacia al problema de la sostenibilidad. "El programa conSIGUE ha demostrado que el SFT desde la farmacia mejora la salud del paciente al tiempo que contribuye con la sostenibilidad del SNS".
El futuro no está sólo en incorporar progresivamente nuevos servicios que sean capaces de dar respuesta a las demandas de salud de los ciudadanos, sino también en reivindicar la labor del farmacéutico como personal sanitario. "Hay una cuestión que debe quedar clara si queremos seguir siendo imprescindibles: hay que seguir luchando porque los clientes-pacientes y las autoridades sanitarias nos respeten como agentes de salud ofreciendo servicios profesionales de calidad remunerados, y formando parte de un sistema sanitario sostenible".
