Con más de 20 años a sus espaldas, Ángela Pancorbo lleva toda una vida dedicada a la farmacia. "Cuando tenía tan sólo 12 añitos se me ocurrió hacer mi propio vademécum; lo hice con los prospectos de los medicamentos de mis abuelos polimedicados y los que conseguía de mis vecinos. ...
Con más de 20 años a sus espaldas, Ángela Pancorbo lleva toda una vida dedicada a la farmacia. "Cuando tenía tan sólo 12 añitos se me ocurrió hacer mi propio vademécum; lo hice con los prospectos de los medicamentos de mis abuelos polimedicados y los que conseguía de mis vecinos. Era una labor apasionante", recuerda esta farmacéutica vocacional.
Si bien sus comienzos están ligados a Madrid, pronto se mudó a Antequera donde decidió abrir su propia farmacia. "Empecé trabajando en una oficina de la capital que estaba en una calle muy comercial y céntrica y donde nunca veía dos veces al mismo cliente. Hoy sé que allí lo único que hacía era vender, no ejercer como farmacéutica".
Una de las cuestiones esenciales para Ángela es el trato con el cliente. "Puedo decir muy orgullosa que mantengo casi intacta mi clientela con el paso de los años. Y eso es lo que más me satisface de mi profesión: ayudar a mejorar su salud", afirma y concluye: "Somos cinco profesionales comprometidas con nuestros pacientes que trabajamos cada día con mucha ilusión".
No obstante, echa en falta una mayor cohesión entre los profesionales del sector. "Nos ayudaría a ser más fuertes y a reivindicar nuestro rol como personal sanitario, que es lo que somos". Esto se une a que el rendimiento de la farmacia se ha visto mermado a causa del menor poder adquisitivo de los ciudadanos. "Al fin y al cabo, no dejamos de ser un establecimiento sanitario privado que presta un servicio público".
Muchas de las dificultades que ha experimentado la farmacia en estos últimos años se deben a la crisis. "En Andalucía la situación es aún más grave, si cabe, porque se suceden las subastas de medicamentos junto con los recortes y la bajadas de márgenes". En cuanto al copago, "creo que está lejos de conseguir su objetivo original que fue reducir el gasto sanitario. Ha servido para que exista menor adherencia a los tratamientos, que se traduce en peor calidad de vida del paciente y que a su vez genera más gasto sanitario".
Con todo ello, Ángela se muestra positiva: "Estos vaivenes han servicio para que el farmacéutico demuestre que es un profesional todoterreno capaz de poner en valor su profesión".
Contraria a la política de bajada de los precios, esta farmacéutica malagueña no lo duda. "Bajar los precios, en principio, puede que atraiga a más al público, pero estoy convencida de que el paciente valora más que la atención farmacéutica prestada sea de calidad, y esto, sin lugar a duda, siempre revierte en beneficio".
Nos dice que su farmacia está especializada en "dispensar salud", y así lo hace ofreciendo un servicio de calidad a través de un equipo de profesionales comprometidos con la asistencia al paciente. "Desde la dispensación al seguimiento del tratamiento farmacoterapéutico, velamos por la adhesión al tratamiento sobre todo de los pacientes mayores, y alertamos a familiares y otros profesionales sanitarios si sospechamos incumplimiento", advierte y continúa: "Con el SFT se minimizan los riesgos asociados a los medicamentos, se potencia un uso racional del medicamento y, en definitiva, se mejora la calidad de vida de los pacientes, con lo que se consigue un control real del gasto sanitario-farmacéutico".
Por último nos deja un mensaje optimista y reivindicativo. "Hay que continuar luchando por nuestro modelo de farmacia mediterránea. La sostenibilidad de la farmacia pasa por seguir trabajando para consolidarla y ponerla en valor como un servicio sanitario próximo y accesible al ciudadano, y potenciar la equidad de acceso del paciente al medicamento".
