Amante de la historia de la farmacia y de su profesión, Rufino Ferrer ha querido hacerle un homenaje a la que ha sido desde siempre su vocación. Desde que aprendiera a jugar en la botica de su abuelo hasta ahora, uno de sus anhelos ha sido conservar la tradición familiar. ...
Amante de la historia de la farmacia y de su profesión, Rufino Ferrer ha querido hacerle un homenaje a la que ha sido desde siempre su vocación. Desde que aprendiera a jugar en la botica de su abuelo hasta ahora, uno de sus anhelos ha sido conservar la tradición familiar. "Mi abuelo abrió la Farmacia Ferrer en 1899 en el municipio coruñés de Santa Eugenia de Ribeira, después le sucedió mi padre, y más tarde yo me mudé a Valencia donde continúo con la tradición familiar. Hoy regento nuestra botica junto con mi hija Rosario".
De él surgió la idea de recopilar utensilios –propaganda, medicamentos y botamen, entre otros– relacionados con la profesión farmacéutica. Historia y tradición que se unen indisociablemente en la web Museo Farmacia Ferrer, una vuelta al pasado que nos recuerda la importante labor que ha desarrollado el boticario. "Se trata de una iniciativa muy bonita que consiste en recopilar materiales museográficos relacionados con esta vocación tan apasionante. No en vano, parte de estos materiales me sirvieron para hacer mi tesis doctoral".
Herencia y sabiduría que se funden en las raíces de una familia que han vivido por y para la botica. "La web tiene un objetivo primordial: la divulgación científica e histórica. La finalidad es que no se pierdan las cosas. De hecho, estamos intentando que el Colegio nos facilite un sitio fijo para mostrar los instrumentos recopilados". Mucho ha cambiado la farmacia desde que Rufino diera sus primeros pasos: "Hemos evolucionado bastante, desde la farmacia rural en la que se hacía, sobre todo, formulación magistral, hasta la informatización de hoy en día y la posibilidad del medicamento específico ha habido una gran transformación", asiente y, cuando le preguntamos si este cambio ha sido positivo o negativo: "Es distinto, ni mejor ni peor, cada época requiere de unas necesidades en cuanto a salud. Por ejemplo, antes hacíamos las curas en la farmacia".
Uno de los mayores adelantos, nos advierte, es que actualmente hay mucha más confianza en el medicamento y, por ende, en el farmacéutico. "Hemos mejorado en la parte sociológica, los ciudadanos confían más en el boticario. Hoy se atiende mucho más al paciente que antes, se le escucha más, y eso hace que la farmacia esté mejor valorada".
Rufino es de la opinión que cuanto más prestaciones más se avanza en el modelo de farmacia asistencial, no obstante, asegura que eso "depende sólo de nosotros, somos nosotros, los farmacéuticos, quienes tenemos que apostar fuerte por una farmacia de calidad que sea capaz de dar respuesta a las demandas de la sociedad; para eso tenemos que formarnos, adquirir conocimientos y estar actualizados". Pero, para estar preparados es esencial que exista "un consorcio entre universidad, laboratorios e industria que invierta por la investigación y los avances tecnológicos".
Difícil tarea en una CCAA en la que la crisis ha golpeado fuertemente. "Hemos llegado a estar 6 meses sin cobrar, y eso te lleva a una situación muy compleja. Hay compañeros que han tenido que cerrar por falta de liquidez; es necesario reinventarse". Y Farmacia Ferrer ya lo está haciendo, por ejemplo, ofreciendo un servicio que lleva los medicamentos a domicilio. "Estás dando un servicio y al mismo tiempo ayudas a mejorar la calidad de vida de las personas".
Para el futuro, Rufino apuesta por una botica informatizada con los últimos programas de dispensación y gestión. "Si no hubiese farmacia, habría que inventarla. En este sentido, no estoy de acuerdo con los recortes porque siempre van en detrimento de la salud de la población". Farmacia 2.0, sí, pero nunca sin olvidar su esencia. "Tendremos que reinventarnos, pero continuaremos ejerciendo la misma labor de ahora: darle al enfermo una confianza y medicación para que su salud mejore", finaliza quien se define como un humilde farmacéutico de barrio.
