En sus más de 30 años al frente de la farmacia de Paracuellos de Jiloca, Ana Reyes ha sido testigo de los cambios experimentados en el modelo de farmacia.
La antigua botica del pequeño municipio aragonés atiende a más de 560 habitantes. El trato familiar y la cercanía con el paciente son los elementos de distinción de esta farmacia rural. A diferencia de las oficinas urbanas, las farmacias situadas en pequeños pueblos permiten establecer una relación casi familiar con el ...
La antigua botica del pequeño municipio aragonés atiende a más de 560 habitantes. El trato familiar y la cercanía con el paciente son los elementos de distinción de esta farmacia rural.
A diferencia de las oficinas urbanas, las farmacias situadas en pequeños pueblos permiten establecer una relación casi familiar con el cliente. “Lo que nos distingue es la proximidad que tenemos con el paciente. Esto nos permite ofrecer una atención más personalizada y, por tanto, más efectiva”.
Una de las claves del éxito de la farmacia moderna es la introducción de nuevos servicios relacionados con la dermofarmacia, la homeopatía o la nutrición. Precisamente la formación profesional se orienta hacia una mayor profundización en estas áreas de especialización. “La farmacia de hoy en día debe de orientarse hacia esta dirección porque es la única solución ante la bajada de precio de los medicamentos. Aún así, las ventas de estos servicios aún tienen poca implementación en la farmacia con respecto a la dispensación de fármacos”.
Ana advierte de la necesidad de ofrecer una información profesional y un servicio sencillo y adecuado a las necesidades de cada paciente. Para ello es esencial que el farmacéutico reciba una formación profesional y permanente. “La formación es fundamental en la implementación de los nuevos servicios. Este aprendizaje debe ser continuo ya que cada día aparecen nuevos productos en el mercado. Esto hace que tengamos que estar reciclándonos constantemente”.
El establecimiento de medidas como el copago suscitaron en un principio cierta desconfianza entre la población, aunque, actualmente, ya están implantadas en la sociedad. No obstante, la implementación de este tipo de iniciativas ha provocado una situación de desconcierto, con especial incidencia en aquellas farmacias que tienen inviabilidad económica.
A este respecto, Ana plantea la necesidad de orientar el gasto sanitario hacia otras áreas como la hospitalaria. “Cuestionamos muchas de estas medidas porque se han dirigido a recortar el gasto público a corto plazo y por decretazo. En este sentido, se debería repartir el gasto en todo el sector sanitario de forma equitativa, y no sólo en el mercado farmacéutico”.
En relación con futuro de la farmacia, Ana subraya la necesidad de ampliar la cartera de servicios para dotar de una mayor sostenibilidad del sistema. “Tenemos que ser capaces de proyectar un futuro en el que hagamos valer nuestra profesión. En este sentido sería interesante plantear el cobro por servicios, tales como el seguimiento farmacoterapéutico o las SPDs”.
