Disfrutar de la ciudad andaluza sin exponerse a la radiacción ultravioleta ya es posible.
Con motivo del 43 Congreso Nacional de Dermatología y Venereología que se ha celebrado en Sevilla del 13 al 16 de mayo, la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) organizó una Ruta Dermosaludable por la ciudad, “Sevilla a la Sombra”, que contó con la participación de 50 dermatólogos. Se trata ...
Con motivo del 43 Congreso Nacional de Dermatología y Venereología que se ha celebrado en Sevilla del 13 al 16 de mayo, la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) organizó una Ruta Dermosaludable por la ciudad, “Sevilla a la Sombra”, que contó con la participación de 50 dermatólogos.
Se trata de un itinerario de alto contenido turístico-cultural que tiene como fin dar a conocer la capital hispalense para que las personas con piel más clara o con mayor riesgo de padecer cáncer de piel puedan disfrutar plenamente de la riqueza turística y cultural de Sevilla. Esta novedosa iniciativa ha sido llevada a cabo por el Dr. D. José Bernabéu Wittel, quien ha asegurado que “a pesar de las altas temperaturas de Sevilla, se trata de una ciudad que cuenta con lugares muy emblemáticos que se pueden visitar sin necesidad de exponerse a la radiación ultravioleta”.
La AEDV cuenta con el apoyo y la colaboración del Ayuntamiento de Sevilla para prolongar esta acción durante los próximos meses y que así todos los visitantes puedan realizar la ruta “Sevilla a la Sombra”.
Pese a las características climatológicas de Sevilla, en su centro histórico, conformado por estrechas callejuelas donde apenas da el sol, se puede pasear sin soportar las elevadas temperaturas que, en ocasiones, alcanzan los termómetros de la ciudad. Guiada en todo momento por el guía, el Dr. D. Javier del Boz Madueño, la ruta comienza en la Plaza de la Encarnación y recorre lugares tan simbólicos como la Judería y el legendario barrio de Santa Cruz, donde se asentó la comunidad hebrea sevillana y dejó en herencia a sus habitantes un espacio pintoresco y laberíntico de edificios encalados con rejas y macetas en sus ventanas.
Finalmente, tras pasar junto al Real Alcázar, concluye en la “escondida” Plaza de Santa Marta, a la sombra de la Giralda.
