Calma para las pieles atópicas

Sequedad cutánea, irritación e incomodidad son las principales manifestaciones de la piel atópica, a las cuales se une un gran riesgo de sobreinfección debido a la alteración de la barrera cutánea. Los síntomas de la atopía cutánea varían de una persona a otra, aunque quizá sean los niños de corta edad quienes más sufran sus consecuencias, sobre todo en los casos más graves que llevan a producir alteraciones del sueño con las repercusiones familiares y personales que esto conlleva .La Dermatitis Atópica (DA), causa comezón e inflamación de la piel. Típicamente afecta las partes internas de los codos, atrás de las rodillas y la cara, pero también puede cubrir la mayor parte del cuerpo.

DA es una categoría de enfermedades llamadas “atópicas” porque muchas veces afecta a personas que también sufren de asma y/o fiebre del heno o alergia. Los doctores frecuentemente se refieren a estas tres condiciones como la “tercia atópica”. Estas enfermedades normalmente aparecen antes de los 3 años y frecuentemente continúan toda la vida. La DA no es contagiosa. Investigaciones indican que las enfermedades atópicas son genéticamente determinadas (heredadas).

Un hijo con un padre que tiene una condición atópica tiene una de cuatro probabilidades de padecerla. Miquel Ribera Pibernat, dermatólogo nos ayuda a conocer un poco más esta molesta enfermedad que en Europa afecta el 12’3% de la población, según datos recientes de los de los laboratorios Pierre Fabre.

“La atopía es un trastorno de la alteración inmunitaria. Se trata de una enfermedad inflamatoria que se manifiesta con lesiones eccematosas, pruritaginosas, y localizadas. Tiene una mayor incidencia en áreas urbanas, familias pequeñas con nivel sociocultural alto y países fríos. En el 95% de los casos se manifiesta antes de los cinco años y en el 85 % durante el primer año de vida. Empeora en otoño, cuando la humedad ambiental es más baja y la piel se reseca más de lo normal”. El 60% de los pacientes tiene antecedentes familiares aunque hay que dejar claro, según el Dr. Ribera Pibernat, que “se hereda la predisposición, no la enfermedad”. Los factores ambientales que influyen en su empeoramiento son “una baja humedad, una mayor sudoración debido al calor, el contacto de la piel con sustancias irritantes y un baño e higiene inadecuadas”. También está demostrado, explica el Dr. Ribera Pibernat, que el estrés empeora la enfermedad. En el caso de los niños en épocas de exámenes, por ejemplo.

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