El farmacéutico, un claro aliado en la lucha contra los piojos

El farmacéutico, un claro aliado en la lucha contra los piojos

“Mamá, papá, ¡me pica la cabeza!”. Ésta es una frase temida por los padres. En muchas ocasiones, con ella comienza el problema de los piojos. Prácticamente, nadie está a salvo de ellos, se pertenezca a la clase social que se pertenezca o se tenga la higiene que se tenga. Por ello, se recomienda revisar el cabello de los hijos con cierta frecuencia. El arsenal de tratamientos contra ellos se ha ampliado y en el farmacéutico hay un claro aliado para acabar con los piojos.

Con el inicio del curso escolar, aumentan los casos de contagios de piojos. Los piojos pueden afectar a personas de cualquier edad pero los niños en edad escolar, por sus hábitos, son los que más riesgo de contagio tienen. La incidencia mayor se produce entre los tres y los once años debido a los hábitos de juego y son las niñas las más susceptibles por la largura del cabello. Las estadísticas indican que uno de cada cinco niños –las hay que dicen que uno de cada cuatro– se contagiará de piojos durante el curso.

Carlos, ahora con más de 40 años, es un claro ejemplo de que le puede pasar a cualquiera. De clase social media-alta, y con unos padres que le insistían en la higiene, no se libró de los piojos cuando era pequeño. Aún recuerda cómo su madre, tras estar jugando en el parque con otros niños, le encontró uno. Se activaron todas las alarmas en casa. Le llevó al lavabo, porque con el fondo blanco era más fácil detectarlos. Ella los aniquilaba sin piedad. Luego, le pasó la liendrera, porque  ya habían plantado liendres, y, ¡cómo no!, le lavó el pelo con vinagre –el vinagre realmente lo que facilita es el desprendimiento de las liendres y es mejor diluirlo en agua, si se usa, porque puede irritar la piel–. ¡Qué olor se quedaba después! Y eso que ya había tratamientos en la farmacia que aseguraban el éxito y que no dejaban esa peste.

Después, se intentaba llevar con la mayor dignidad posible. En aquella época, había quién pensaba que piojos era sinónimo de suciedad y de pobreza. No es así. Al piojo lo que más le gusta es el olor a sangre, del cuero cabelludo, con la que se alimenta. Incluso cuando el cráneo está limpio, ese olor puede ser más intenso para que los piojos quieran pegarse al cabello. Lo que sí que favorece la falta de higiene son infestaciones más graves e infecciones añadidas.

Para protegerse del contagio, se emplean normalmente repelentes de piojos, o de insectos, ya que éste lo es, con mecanismo de acción no tóxico. Por otro lado, el silencio es algo que favorece la multiplicación de los piojos. El no comunicarlo al entorno se convierte más en un problema que en otra cosa. Consciente de esto, Filvit recientemente ha anunciado el lanzamiento de Filvit Alarm, una aplicación móvil que ayuda a padres y a centros escolares a luchar contra las plagas de piojos que se generan en las escuelas en épocas de calor. Padres y responsables de los centros se registran en esta aplicación móvil y pueden crear alertas cuando detectan un caso de piojos en la escuela. El aviso llega a través del móvil al resto de personas registradas, alertándoles de la existencia de un caso de piojos en el colegio, para que puedan actuar, ya sea de forma preventiva o atacando a la liendre con productos especializados

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