El sistema sanitario se encuentra, desde hace tiempo, en el punto de mira, tanto para políticos como para ciudadanos.
Sobre la situación actual de nuestro sistema sanitario y el papel y retos de los farmacéuticos en este nuevo planteamiento necesario, hablamos con José Luis Segú, socio director de la empresa Oblikue Consulting, farmacéutico y experto en Economía de la Salud y Gestión Sanitaria. De este modo hace su diagnóstico sobre las ...
Sobre la situación actual de nuestro sistema sanitario y el papel y retos de los farmacéuticos en este nuevo planteamiento necesario, hablamos con José Luis Segú, socio director de la empresa Oblikue Consulting, farmacéutico y experto en Economía de la Salud y Gestión Sanitaria. De este modo hace su diagnóstico sobre las vías por las que debe evolucionar nuestro modelo. “Creo que el sistema de salud tiene que cambiar, y que los cambios se producirán a nivel organizativo. Es esencial desarrollar acciones y mecanismos que coordinen e integren los recursos disponibles para dar respuestas”.
En opinión de Segú, uno de los grandes retos que enfrenta la sanidad y que no están bien gestionados es el tema de la cronicidad. “Si se analizan todos los planes de cronicidad que hacen las comunidades autónomas, que en el fondo son la expresión que tiene el SNS de decir cómo enfrentar esta necesidad emergente, es obvio que no lo estamos gestionando bien, y es lógico. Tenemos un sistema que aún está organizado para responder a la inmediatez, a la atención puntual, a la urgencia, y no a gestionar a una población envejecida que ya no solo tiene necesidades sanitarias, sino también sociales y de dependencia”.
Segú manifiesta que, para él, la Atención Primaria es el pilar del sistema sanitario en nuestro país, y debe de serlo. Sin embargo, no es el único necesario, sino que es fundamental coordinar los diferentes entornos. En este punto es donde juega un papel muy importante la farmacia comunitaria, integrada como agente de salud y como profesional sanitario. Así reflexiona sobre ello, “el problema del crónico es que no necesita una respuesta puntual a un problema, le tienes que ofrecer una atención continuada, longitudinal, y eso quiere decir que intervienen muchos profesionales en el proceso. Si estos profesionales no se ponen de acuerdo en hacer las cosas y en repartirse las funciones tenemos un problema de fragmentación, y un problema que no solo implica costes incrementados por duplicación, sino que también implica un problema de heterogeneidad de decisiones”.
La farmacia, afirma, tiene que aprovechar para poner sobre la mesa su valor, y eso es algo que tienen que decidir los farmacéuticos. “Para mi el valor de la farmacia, y es mi opinión, no está en vender cosméticos o en hacer una magnífica distribución, sino que está en el profesionalismo, que quiere decir hacer algo que no pueden hacer otros. Distribuir medicamentos y vender cosméticos lo puede hacer mucha gente, hacer de farmacéutico, desde el punto de vista de incorporar todos los elementos de trabajo con el paciente, mejorar el resultado de la terapia, hacer seguimiento farmacoterapéutico, atención farmacéutica, eso solo lo puede hacer un profesional. Y por lo tanto mi opinión es que el futuro de la profesión pasa por integrar servicios profesionales en el ámbito de la farmacia comunitaria”.
