La crisis, la salida de la misma, y la inestabilidad económica en general son los asuntos que más preocupan a los farmacéuticos canarios, aunque vislumbran la luz al final del túnel.
En Canarias entra en juego un tercer concepto de oficina de farmacia, la farmacia turística, que tiene una consideración especial en su Ley de Ordenación, ya que está vinculada a un número de camas hoteleras y extrahoteleras. En la comunidad hay 2.913 colegiados, de los cuales 1.663 corresponden a la ...
En Canarias entra en juego un tercer concepto de oficina de farmacia, la farmacia turística, que tiene una consideración especial en su Ley de Ordenación, ya que está vinculada a un número de camas hoteleras y extrahoteleras. En la comunidad hay 2.913 colegiados, de los cuales 1.663 corresponden a la provincia de Santa Cruz de Tenerife. Allí, tanto las farmacias urbanas como las rurales y las turísticas están atravesando graves dificultades, como consecuencia fundamentalmente de las bajadas de los precios de los medicamentos y de la disminución del consumo de productos de parafarmacia derivado de la crisis.
Así valora la situación Guillermo R. Schwartz Calero, presidente del COF Santa Cruz de Tenerife desde 2006. “Que la economía del Estado mejore pagando menos puede ser una buena opción, pero no hay que obviar que se puede mejorar la economía de la salud sin afectar a la salud de la economía. Empobrecer la economía de la oficina de farmacia por querer ahorrar no parece una buena opción. Hay límites que no deben sobrepasarse, por si luego no hay retorno”.
En su opinión, lograr la sostenibilidad sanitaria pasa por dejar de lado la obsesión por el gasto y centrarse en el coste por procesos de salud y en la evaluación de resultados. “Una máxima que parece haber calado en nuestro país es que el gasto sanitario no puede superar el 7% del PIB, y que el gasto en prestación farmacéutica no puede superar el 1% del PIB, pero esto aisladamente no tiene sentido. Lo que no podemos es tener una sanidad en la que no se evalúen los resultados. Una buena sanidad bien evaluada puede costar un 6,5% del PIB y ofrecer unos excelentes resultados. Una sanidad mal evaluada puede costar ese 7% del PIB y no servir para nada. Hay que buscar la excelencia por la vía del resultado, no por la disminución del gasto a secas”.
La farmacia se está orientando en todo el territorio nacional hacia un modelo en el que se pretende implantar una cartera de servicios. Pero, como matiza el presidente, “este mensaje hay que creérselo y ,obviamente, tiene que ser evaluado. Si los servicios ni se pagan ni se cobran (no son dos asuntos aislados uno del otro) de poco servirá implantarlos, por muy buen resultado en salud que se obtenga. De momento el único indicador de repunte de la recuperación es un incipiente mayor consumo de la población en algunas líneas de parafarmacia, algo en medicamentos sin prescripción y poco más”. Schwartz defiende que lo gratis no sirve para nada, y que los servicios deben tener un resultado económico siempre.
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