"Es necesario implantar un modelo de farmacia más asistencial"

La farmacéutica Amparo Gil comenzó su profesión como farmacéutica en el mundo rural. Esto le valió para conocer otra perspectiva de la labor asistencial, siendo mucho más personalizada en las oficinas ubicadas en municipios pequeños. Más tarde decidió inaugurar su propia farmacia en la que lleva trabajando desde el 2004. La oficina ubicada en el barrio zaragozano de la Romareda, cuenta con una clientela heterogénea que presenta distintas necesidades de salud. Esto obliga al farmacéutico a actualizar sus conocimientos a través de cursos, y a ofrecer una cartera de productos cada vez más diversa e integral. “La farmacia ha ido evolucionando con los nuevos tiempos, y nosotros, como profesionales de la salud, debemos hacerlo al mismo ritmo. No es suficiente con la dispensación de medicamentos, hoy es necesario implantar un modelo de farmacia más asistencial”.

A pesar de que advierte sobre la importancia que aún ostenta el medicamento, considera que es determinante la inversión de futuro en otras áreas. “Nosotros estamos implantando la salud bucodental, la homeopatía y la dermofarmacia, como servicios complementarios al fármaco. Es necesario ir incorporando un tipo de asistencia integral, que por una parte, te permita dar un servicio completo al cliente, y por otra, contribuya a la sostenibilidad del negocio”.

Junto a estos servicios, la farmacia Amparo Gil también ofrece otras prestaciones que le permiten ser más competente y atraer a un número mayor de usuarios. Este es el caso de la toma de tensión y de glucemia, así como el seguimiento farmacoterapéutico.

“Además, en breve, integraremos también los sistemas personalizados de dosificación, que ofrecen una mejora de adherencia al tratamiento y evita los problemas relacionados con los medicamentos (PRM)”. Considera fundamental el establecimiento de estos servicios complementarios ya que contribuyen a la especialización de la farmacia. No obstante, es consciente de la necesidad de que sean remunerados porque suponen un coste para el farmacéutico. “Si no ponemos en valor los nuevos servicios, podemos caer en el error de que el paciente crea que constituyen una obligación por parte del farmacéutico. En este caso, nunca se apreciaría el esfuerzo y el tiempo que requiere su implantación”.

Advierte de la incidencia de la crisis en la red de farmacias de Aragón que ha supuesto, en algunos casos, el cierre de farmacias, sobre todo en el mundo rural. “Existen ejemplos de oficinas que se han visto obligadas a presentar concurso de acreedores por no poder atender a sus compromisos financieros”. Al mismo tiempo incide en la importancia de dirigir los recortes hacia otras áreas como la hospitalaria. “Estoy segura de que no todos los eslabones del sistema sanitario han tenido que soportar ajustes tan importantes como nosotros. Hemos sido los que más hemos sufrido las consecuencias de la crisis, aunque algunas medidas hayan servido para conseguir un uso más racional de los medicamentos, como por ejemplo el copago”.

Observa el futuro como un escenario incierto, en el que existen amenazas y oportunidades. “El paciente posee más información y nos exige estar actualizados, la incidencia de los nuevos canales de distribución o venta vía internet es cada vez mayor, etc. Todo ello nos exige estar preparados para adaptarnos a los nuevos cambios”.