"Los gobiernos no han sabido avanzar de forma conjunta a las transformaciones de la farmacia"

Ya desde muy pequeña sentía como propia la vocación del farmacéutico. Con más de 16 años de experiencia en la profesión, Pilar Ezpeleta confiesa que la mayor recompensa de su labor diaria es la confianza que el paciente deposita en su consejo y asesoramiento y comprobar cómo al final es capaz de resolver sus problemas de salud.

Su farmacia está ubicada en un barrio joven y moderno frente a un centro de salud, lo que le convierte en el perfecto ejemplo de farmacia urbana con una gran afluencia de clientes esporádicos. “Esta idiosincrasia nos obliga a estar aún más actualizados en cuanto a las  novedades farmacológicas y las nuevas patologías para poder así ofrecer una atención farmacéutica completa tanto a los pacientes habituales, como a las visitas puntuales que cada vez son más abundantes”.

Se muestra confiada en el modelo de farmacia del cual admite ser uno de los mejores en Europa, pero considera que la mayoría de los problemas de las oficinas en España devienen de la falta de adaptación por parte de la Administración que ha continuado adoptando criterios economicistas y comerciales a las medidas tomadas en la industria farmacéutica. “Los gobiernos no han sabido avanzar de forma conjunta a las transformaciones que ha ido experimentando la farmacia, de manera que mientras que nosotros nos regimos únicamente por los principios sanitarios y beneficiosos para el sistema de salud nacional, la administración se ha decantado en ocasiones por intereses económicos”.

No en vano, Pilar se alza como una firme defensora de la tarea que desarrollan diariamente los farmacéuticos, y confía en que éste trabajo sea visto por los políticos y los gestores de los próximos años. “Es necesario que progresemos de la mano tanto profesionales como gobernantes para así lograr un verdadera vocación de servicio al pueblo que nos permita apostar por el modelo español de farmacia”. Y recuerda que ante los recortes y la falta de recursos de las oficinas, los farmacéuticos han realizado un esfuerzo por seguir ofreciendo los mismos niveles de atención sanitaria que venían proporcionando a sus pacientes en estos últimos años.

Entre los cambios que está experimentando la farmacia actual destaca el crecimiento de otras especialidades distintas al medicamento, como la parafarmacia o la homeopatía, en auge sobre todo en la gente joven. “A pesar de que estas especialidades están en alza, la mayoría de las ventas se identifican con el medicamento que supone un 60% del total. No obstante en farmacias urbanas como la mía en la que existe mucho movimiento de clientela, cada vez acuden más pacientes para demandar servicios complementarios como SPDs o la toma de tensión”. Declara que estos servicios deben ser remunerados por la gran responsabilidad que conllevan, y por el tiempo empleado para la formación y la prestación de los mismos. “La manera de valorar el trabajo realizado, el tiempo dedicado, el desatasco que evitamos en los Centros de Atención Primaria, la ayuda que ofrecemos y el gran ahorro que ello supone para la Administración, no es otra que se nos reconozca como profesionales sanitarios integrados en la red sanitaria”.

Considera que una de las mayores amenazas del sistema farmacéutico es la liberalización, ya que el fármaco no puede entenderse como un producto más de consumo, sino que afecta a la salud de la población y actúa en beneficio del ciudadano. “Siempre ha habido y habrá alguien que quiera quebrar este modelo de farmacia, y que esté motivado únicamente por intereses económicos, pero confío en la profesionalidad de los farmacéuticos puesto que aportamos un valor añadido al medicamento”.