"Las tendencias liberales son un peligro para la farmacia"

¿Cómo ha evolucionado el papel del farmacéutico? ¿Hacia dónde se dirige la farmacia como espacio de salud? A pie de calle, en contacto directo con los profesionales del sector, buscamos respuestas a éstas y otras preguntas clave.

23/03/2016

Regenta desde hace 10 años una pequeña botica en Velayos, un municipio con poco más de 200 habitantes. Esta labor de farmacia rural es la que le ha enseñado a mimar al cliente y a fidelizar el trato personal. “Somos casi el único contacto sanitario que tiene una población que ...

Regenta desde hace 10 años una pequeña botica en Velayos, un municipio con poco más de 200 habitantes. Esta labor de farmacia rural es la que le ha enseñado a mimar al cliente y a fidelizar el trato personal. “Somos casi el único contacto sanitario que tiene una población que está muy envejecida, ya que el 80% de nuestros pacientes son mayores de 70 años. Esto nos exige mucha responsabilidad puesto que hay consulta médica sólo uno o dos días a la semana y, en ocasiones, tenemos que dar un consejo muy especializado”.

Confía en el modelo de farmacia español pero advierte de los peligros que encierran las tendencias que amenazan con la liberalización. No obstante advierte sobre la sostenibilidad de la estructura de las oficinas que permite que el 90% de la población española esté asistida, y apoya la firme decisión de organismos implicados en el desarrollo de la labor profesional, como el Consejo General, el COF y la Sociedad Profesional, que defienden los intereses del farmacéutico.

Los cambios han servido para consolidar una farmacia más activa y adaptada a las exigencias del cliente, y, por ello, es posible la continuidad de un modelo que se transforma según las últimas novedades. “Sin embargo, hay medidas que afectan gravemente nuestra labor diaria, como las continuas bajadas de los precios, los recortes, las subastas, etc., y nos obligan a centrar nuestra atención únicamente en sobrevivir”.

Otros cambios han tenido una buena acogida. En Castilla y León se está implantando actualmente la receta electrónica. “Se trata de una iniciativa que está aligerando mucho las consultas al médico y está promoviendo más visitas a la farmacia. Pienso que si hasta ahora era importante mantener el seguimiento farmacéutico, con la  llegada de la receta electrónica, se convertirá en un punto imprescindible para la atención profesional”. Uno de los problemas de la receta es la falta de interoperabilidad de las tarjetas electrónicas entre comunidades autónomas. “Esto nos impide, por ejemplo, que podamos atender a los veraneantes que vienen a pasar aquí unos días y quieren retirar medicación”.

Sin duda, el medicamento es el producto estrella de la farmacia, Marta asegura que se corresponde con el 90% de las ventas. La parafarmacia y los demás servicios apenas representan ingresos en la farmacia rural. “Hay que ser muy cauto a la hora de implantar estos servicios, puesto que no sabes cuál va a ser la respuesta. No obstante soy de la opinión de que deben estar remunerados para que, por una parte, ayuden a la sostenibilidad de la farmacia, y, por otra, el cliente valore el servicio que le estás prestando”. Apunta que lo ideal sería que la administración subvencionara parte de estos servicios, y así estaría contribuyendo a ahorrar los costes y a controlar mejor la medicación y los errores por duplicidad que en ocasiones surgen con el uso de genéricos. 

En cuanto a las medidas anticrisis, Castilla y León es una de las pocas comunidades que no ha sufrido los impagos, pero sí ha aplicado otros recortes, como la ley que marca las deducciones que se aplican en porcentajes a laboratorios, distribución y oficinas de farmacia. No obstante Marta es optimista y observa el futuro con optimismo e ilusión. “Apostamos por una  farmacia asistencial. La población cada vez es más envejecida, los pacientes están más polimedicados y se comercializan medicamentos novedosos. Tenemos que estar al día para ser competitivos”.

Autor: IM Farmacias
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