Las agrupaciones de farmacia son, en primer lugar, una manera directa de aumentar la capacidad de negociación de sus asociados, algo que se ha convertido en un arma indispensable para fortalecer a la farmacia. La buena gestión, los servicios y una oferta adecuada hacen el resto.
Los primeros grupos de farmacia surgieron en Francia en los años noventa, centradas fundamentalmente en las compras, realizando pedidos para sus farmacias asociadas, de modo que podían obtener los mejores márgenes y condiciones. La conciencia en cuanto a la necesidad de gestión de la rotación, los márgenes, el marketing y ...
Los primeros grupos de farmacia surgieron en Francia en los años noventa, centradas fundamentalmente en las compras, realizando pedidos para sus farmacias asociadas, de modo que podían obtener los mejores márgenes y condiciones. La conciencia en cuanto a la necesidad de gestión de la rotación, los márgenes, el marketing y la formación especializada todavía no era fruto de una necesidad tan acuciante como en los tiempos que corren.
En nuestro país quizás se introdujeron en el imaginario y la realidad farmacéutica de una forma más tardía, mientras las oficinas de farmacia no percibieron la amenaza de un entorno cada vez más competitivo. Sin embargo desde que llegaron no han dejado de crecer, con el objetivo último de profesionalizar la gestión, centrándose en la necesidad de fidelizar los clientes que uno tiene y en lograr atraer el máximo de clientes potenciales que puede llegar a tener.
Los cambios legislativos que se han ido produciendo en nuestro entorno, especialmente a raíz de los recortes en el gasto farmacéutico derivados de la crisis, que se han cebado especialmente en la farmacia, reduciendo sus márgenes hasta extremos impensables hace unos lustros; así como la creciente entrada de la venta directa y la progresiva transformación del entorno competitivo, tanto desde las parafarmacias como desde las demás oficinas de farmacia, movida por la profunda recesión y contracción del consumo en nuestro país, han obligado a los farmacéuticos a reinventarse, reciclarse, mejorar su gestión, y por qué no, fortalecerse mediante la unión y la asociación entre profesionales.
Hoy en día, ante las actuales circunstancias del mercado, las agrupaciones de farmacias se han consolidado más como una necesidad que como una opción, siendo sus principales ventajas de cara al farmacéutico, además del consabido poder de negociación, acceso a formación para todo el equipo de forma permanente, planes de marketing, campañas de venta, asesoramiento, consultoría de forma independiente, programas de fidelización, y en definitiva la posibilidad de ofrecer un valor añadido a los clientes, mediante servicios que de manera individual la mayoría de las farmacias no tiene a su alcance. Los servicios innovadores dentro del ámbito de la salud y del bienestar son el camino que debe seguir la oficina de farmacia en busca de mayor eficacia y eficiencia, de manera que pueda lograr la malograda rentabilidad. (…)
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