SEFAC alerta sobre los fármacos que pueden alterar la adaptación del organismo a las altas temperaturas

Los medicamentos deben conservarse en lugares limpios, frescos y secos. La cocina y el baño no son lugares apropiados para conservar los medicamentos.

13/07/2017

En los últimos treinta años se han registrado en España cerca de 90 olas de calor, según datos de la Agencia Española de Meteorología (AEMET). Ahora que ya es habitual que el termómetro roce o supere los 40 grados en los meses de verano, la Sociedad Española de Farmacia Familiar ...

En los últimos treinta años se han registrado en España cerca de 90 olas de calor, según datos de la Agencia Española de Meteorología (AEMET). Ahora que ya es habitual que el termómetro roce o supere los 40 grados en los meses de verano, la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (SEFAC) quiere llamar la atención sobre la importancia que tiene observar un uso adecuado de medicamentos para que no se desencadenen problemas de salud asociados al exceso de calor. Las olas de calor (cuando se producen de forma continuada temperaturas en torno a los 40 grados) no sólo afectan a las personas, sino también a los medicamentos, que pueden provocar problemas añadidos a los pacientes si no se conservan en buen estado.

En función de su mecanismo de acción, determinados medicamentos pueden alterar la adaptación del organismo a las altas temperaturas, máxime si entran en juego factores de riesgo como la edad extrema (lactante, niño, persona de edad avanzada), la necesidad de polimedicación o las patologías crónicas.

Entre los medicamentos con los que hay que extremar precauciones en caso de ola de calor figuran los fármacos diuréticos, que pueden propiciar una mayor pérdida de líquidos, los tranquilizantes y antidepresivos, que pueden impedir la pérdida de calor del organismo, o los medicamentos hipertensivos, que hacen bajar la presión arterial y agravan los efectos de calor. Es importante evitar la toma de antiinfilamatorios no esteroideos (AINE), como el ibuprofeno, que pueden perjudicar el riñón en caso de deshidratación. En caso de fiebre, conviene evitar la toma de paracetamol, debido a su ineficacia para tratar la insolación.

Ante cualquier duda sobre los tratamientos, se ha de consultar al médico para que, si procede, adapte su terapia habitual a las posibles interacciones de las altas temperaturas. El farmacéutico comunitario también puede ayudar en cualquier duda relacionada con la medicación.

Los medicamentos han de conservarse en lugares limpios, frescos y secos, respetando las condiciones que figuren en el envase: entre +2 y +8ºC  (frigorífico), medicamentos de conservación a una temperatura inferior a 25 o 30ºC y a temperatura ambiente cuando no haya menciones específicas al respecto. Es aconsejable conservar en frigorífico los jarabes y suspensiones, cremas, supositorios y óvulos ya que son formas farmacéuticas más sensibles a temperaturas elevadas (en el caso de supositorios y óvulos conviene ponerlos a temperatura ambiente unos minutos antes de su aplicación).

No en vano, unas malas condiciones de conservación pueden restar eficacia a los medicamentos y producir efectos no deseados. La cocina y el baño, lugares donde tienden a almacenarse los medicamentos en los hogares, no resultan lugares apropiados para una buena conservación, al estar sujetos a cambios bruscos de humedad y temperatura que pueden alterar sus condiciones. Tampoco es adecuado guardar medicamentos de forma habitual en las guanteras de los vehículos en caso de viajes, ya que son lugares donde se acumula el calor.

Además, los fármacos siempre han de protegerse de la luz y conservarse en el envase original. En el caso de que se utilicen pastilleros, se recomienda recortar los blíster para mantener las pastillas bien protegidas e identificadas.

Además de extremar la precaución con los medicamentos en verano es recomendable seguir una serie de medidas higiénico-dietéticas que ayudan combatir los efectos del exceso de calor en el organismo. Entre ellas, la ingesta de líquidos aún sin tener sed–evitando el alcohol y las bebidas azucaradas o con cafeína-, el uso de ropa ligera y holgada y el consumo de frutas y verduras.

Del mismo modo, además de evitar exponerse al sol en exceso en las horas centrales del día, conviene reconocer los síntomas del golpe de calor, que es un fenómeno frecuente, aunque no exclusivo, entre adultos jóvenes y sanos que hacen ejercicio con temperaturas o humedades ambientales muy superiores a los normales. Estos síntomas son: reducción o cese de la sudoración (síntoma precoz), cefalea, mareo, confusión, taquicardia, piel caliente y seca, inconsciencia y convulsiones. Como advierte la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), aunque se ha debatido sobre el papel de los medicamentos entre los factores de riesgo durante los golpes de calor, no ha sido posible hasta la fecha establecer una relación de causalidad entre las condiciones climáticas y los tratamientos farmacológicos.

En línea con la política de SEFAC de concienciar a población y profesionales sobre medidas sanitarias en periodo estival, la Sociedad ha reeditado para sus socios la campaña de verano de la serie Recomendaciones SEFAC a la población, que ya pueden solicitar para repartirla entre los usuarios de sus farmacias. Este pack de verano, destinado a cubrir algunas de las principales consultas de los pacientes en esta época del año y ya disponible en la web de SEFAC, está formado por cuatro fichas de dimensiones reducidas (15x21) de recomendaciones: protección solar, prevención y tratamiento de los problemas más frecuentes en los pies, consejos para uso y mantenimiento del botiquín y, por último, recomendaciones para viajar de forma saludable.  Además, los socios de SEFAC tienen ya a su disposición un cartel con mensajes sobre sol y salud, que pueden colocar en su farmacia si lo desean.

Autor: IM Farmacias
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