Por su apariencia actual, la farmacia que regenta Nerea Castellot en la pamplonesa calle Chapitela poco tiene que ver con aquella que abrió su abuelo en la tercera década del siglo XX en un local ocupado anteriormente por unas caballerizas. Sin embargo, basta hablar un rato con los sucesores de ...
Por su apariencia actual, la farmacia que regenta Nerea Castellot en la pamplonesa calle Chapitela poco tiene que ver con aquella que abrió su abuelo en la tercera década del siglo XX en un local ocupado anteriormente por unas caballerizas. Sin embargo, basta hablar un rato con los sucesores de Sabino Castellot para comprobar cómo su forma de entender la profesión farmacéutica se ha transmitido a su nieta.
Sabino, su hijo Miguel y su nieta Nerea pertenecen a tres generaciones de farmacéuticos que tienen en común, además del amor por esta profesión, el interés por una práctica tan poco frecuente en las boticas hoy en día como es la formulación magistral. "Desde 2002 soy titular junto a mi madre. Nos encontramos en una de las zonas más antiguas de Pamplona, en pleno casco antiguo, por lo que la población es mayoritariamente envejecida".
Además de estas peculiaridades, la botica coincide con el paso del Camino de Santiago, motivo por el cual se ha especializado en los cuidados propios de los peregrinos que cada año visitan la ciudad. "Lo que más me satisface de mi trabajo diario es el trato tan directo y cercano con los pacientes. De muchas de las personas que entran en la farmacia conozco sus nombre y apellidos, su historia familiar, sus enfermedades y sus preocupaciones, esto me permite establecer una relación de gran confianza mutua que va más allá del ámbito exclusivo de la salud".
Sin embargo, y a pesar de que el ciudadano medio es cada vez más consciente del papel esencial que desempeña el farmacéutico, no ocurre lo mismo, según Nerea, con las autoridades competentes. "Existe una cierta infravaloración de la labor que realizamos. Echo en falta un mayor reconocimiento por parte del Gobierno de nuestra actuación sanitaria y de los múltiples servicios sanitarios que ofrecemos a la población, como la atención farmacéutica, el programa de metadona, los sistemas personalizados de dosificación, etc., que ayudan a mejorar la calidad de vida de nuestros conciudadanos".
Pero, además de ello, la farmacia navarra se ha visto afectada fuertemente por la liberación del sector. "Supuso un empeoramiento de nuestra situación, aunque, en mi caso, al encontrarme en el casco antiguo, no existía normativa restrictiva en cuanto al número de habitantes y la distancia, pero esta ley ha hecho que la viabilidad de muchas farmacias se vea gravemente comprometida".
A ello se suma la bajada de los precios que según Nerea es una medida errónea. "Aquella persona que viene a la farmacia por el precio más barato se irá también a otra en cuanto vea un precio inferior. La bajada de precios ni soluciona ni fideliza. La fidelización se consigue a través de un buen servicio, de tal manera que lo que nos diferencia es la atención personalizada y de calidad".
Se despide de nosotros con gran optimismo y entusiasmo: "Tenemos un futuro apasionante lleno de oportunidades y, en este camino, es importante que tengamos presente nuestro rol como agentes sanitarios. Otro aspecto relevante será la incorporación de las nuevas tecnologías a nuestro día a día, puesto que ayudan a un uso más racional del medicamento y constituyen una importante fuente de información".
Por último, Nerea se muestra tajante con medidas como el copago, y reivindica la sanidad como un bien público esencial: "A pesar de que el copago no se ha producido en mi CCAA, considero que es una medida injusta e irresponsable por parte de las autoridades sanitarias. No en vano, la sanidad y la educación son los grandes pilares de nuestro país, de manera que los recortes deberían haberse dirigido a otras áreas".
