Loli Arce conoce de cerca las fortalezas y debilidades de la farmacia cántabra. Desde que empezara hace 30 años ha pasado por diferentes facetas. "Mis comienzos fueron en la farmacia hospitalaria. Durante el tiempo que realicé mi residencia también hice mi doctorado. Después trabajé durante 14 años como adjunto en ...
Loli Arce conoce de cerca las fortalezas y debilidades de la farmacia cántabra. Desde que empezara hace 30 años ha pasado por diferentes facetas. "Mis comienzos fueron en la farmacia hospitalaria. Durante el tiempo que realicé mi residencia también hice mi doctorado. Después trabajé durante 14 años como adjunto en el Servicio de Farmacia del Hospital de Cruces. A lo largo de esos años tuve muy buenos maestros y conocí a grandes profesionales que influyeron en mi formación".
Nos recibe en su despacho lleno de recuerdos. "La farmacia que dirijo ahora ya pertenecía a mi padre, de hecho, soy la cuarta generación de una familia de farmacéuticos. El camino no ha sido fácil, pero muy satisfactorio". Loli emprendió la aventura en plena crisis, no obstante, le reconforta el día a día: "Los pacientes ya no son clientes, sino que se convierten en parte de tu familia, y eso es estupendo".
Esta veterana boticaria se queja de un problema colectivo que ya vienen advirtiendo sus compañeros. "Echo en falta más interrelación con otros profesionales sanitarios. Este aspecto me parece que es más fácil a nivel hospitalario. Lo que más nos ha perjudicado a los farmacéuticos de mi zona es la lentitud en la interoperabilidad de la receta electrónica. Otro problema es la no dispensación de algunos medicamentos de diagnóstico hospitalario que nos hacen perder la visión global de los tratamientos".
Su farmacia, de naturaleza rural, está ubicada en el municipio cántabro de Castro Urdiales, con más de 30 mil habitantes, y a casi 70 km de Santander. "La economía de la zona ha evolucionado del sector pesquero al sector servicios, lo que ha afectado al perfil del cliente habitual. Mayoritariamente acude un número muy alto de personas de edad media más informadas. Este cambio se debe, en parte, a la modernización de la farmacia, a la incorporación de un robot que ayuda en la dispensación y a que funcionamos mejor como equipo de trabajo".
A pesar de estas mejoras sigue existiendo cierta incertidumbre en el sector. "Son muchos los condicionantes que nos afectan. Nos vemos influidos por aspectos económicos, de educación, etc. El sector farmacéutico está en continua evolución, por lo que es indispensable que estemos actualizados".
Otra cuestión clave es la fijación de precios. Desde la farmacia rural, Loli nos descubre la realidad del día a día. "Creo que cuidar los precios está bien, pero no podemos mantener precios bajos en todos los productos porque eso supondría elevar mucho las compras. Personalmente cuido los precios de los productos que el equipo sabe manejar bien con el consejo, me permite rotarlos más y que el cliente no vea en el precio un inconveniente para aceptar este consejo".
Una buena orientación para los que están empezando. Pero, cómo asegurar la sostenibilidad del modelo a largo plazo. Loli tiene la solución: "La farmacia será sostenible si consigue dar soluciones a los problemas de los pacientes mediante servicios profesionales. Un ejemplo son los cuidados paliativos, siempre nos podemos adelantar a las necesidades del cuidador ante este paciente terminal, tenemos formación y podemos ser de gran ayuda", asegura, y concluye: "Si mantenemos un nivel alto de autoformación y motivamos a nuestros profesionales seguiremos siendo necesarios para el sistema de salud".
Todo ello sin olvidar la importancia de apostar por un buen equipo de trabajo. "Si tengo que resaltar algo de mi farmacia es su capital humano, las personas que trabajamos en ella, eso es lo que de verdad nos distingue y lo que el cliente valora porque nos ayuda a personalizar su atención". Por último, una confesión desde el corazón: "Yo soy de las que sueño con un Espacio Único Sanitario que abarque todo el país, algún día se hará realidad".
