Dieta equilibrada y prevención de enfermedades

Los resultados de los múltiples estudios que relacionan la dieta y las enfermedades crónicas han puesto de manifiesto que existe una estrecha relación entre lo que comemos y nuestro estado de salud. El farmacéutico es el consejero nutricional más cercano.

19/03/2018

Podría pensarse que esta relación entre dieta y enfermedad es algo poco esperanzador, pues tenemos que comer todos los días. Sin embargo, este aspecto negativo tiene la contrapartida de que, a diferencia de otros factores como, por ejemplo, los genéticos, ambientales y de estilo de vida, tenemos la posibilidad de modifi ...

Podría pensarse que esta relación entre dieta y enfermedad es algo poco esperanzador, pues tenemos que comer todos los días. Sin embargo, este aspecto negativo tiene la contrapartida de que, a diferencia de otros factores como, por ejemplo, los genéticos, ambientales y de estilo de vida, tenemos la posibilidad de modifi car la dieta como una medida preventiva o, más exactamente, como una manera de retrasar la aparición de la enfermedad.

Partimos de la base, por tanto, de que una gran proporción de las enfermedades que padecemos están relacionadas con nuestro comportamiento alimentario, y hay un total consenso en la comunidad científi ca sobre el hecho de que la elección más importante que podemos hacer para infl uir a medio y a largo plazo en la salud (aparte de dejar de fumar, aumentar la actividad física y evitar los accidentes de tráfi co) es la modifi cación de la dieta.

Dieta y salud
Actualmente, las enfermedades crónicas multifactoriales (cardiovasculares, hipertensión, obesidad, diabetes, algunos tipos de cáncer y osteoporosis) o enfermedades no transmisibles constituyen la principal causa de morbimortalidad, siendo responsables de 35 millones de muertos cada año, un 60% de la mortalidad total y un 46% de la mortalidad prematura (en personas de menos de 70 años) y el futuro no parece muy prometedor, pues posiblemente la mortalidad aumente un 17% en los próximos 10 años.

Se estima que un 80% de la aparición prematura de la Enfermedad Cardiovascular y la diabetes tipo 2, y un 40% del cáncer, podrían prevenirse con una dieta y un estilo de vida sano. La OMS, siguiendo con sus acciones iniciadas en el año 2000, preparó en 2012 el denominado "Action Plan for implementation of the European Strategy for the Prevention and Control of Noncommunicable Diseases 2012−2016" con el objetivo fundamental de implementar programas de prevención para reducir los principales factores de riesgo: tabaquismo, dieta poco sana, inactividad física y abuso de alcohol. Acciones similares existen en el marco europeo y a nivel nacional.

De aquí surge la necesidad de definir con la mayor precisión posible qué es una dieta sana en términos de alimentos y nutrientes, cuyas principales características creemos están bastante bien establecidas, aunque en ocasiones las recomendaciones dietéticas sean numerosas, poco claras y hasta contradictorias.

Dieta equilibrada, prudente o saludable, son términos que deberían usarse siempre en plural, es decir, hemos de hablar de dietas equilibradas, saludables o prudentes pues, efectivamente, una vez establecidos los criterios que deben cumplir, comprobaremos que muchas dietas o combinaciones de alimentos pueden considerarse adecuadas.

Equilibrio nutricional

El primer condicionante para que la dieta sea correcta y nutricionalmente equilibrada es que estén presentes en ella la energía y todos los nutrientes necesarios, y en las cantidades adecuadas y suficientes para cubrir las necesidades nutricionales de cada persona y evitar deficiencias. Este primer criterio puede conseguirse fácilmente eligiendo una dieta variada que incluya alimentos de diferentes grupos (cereales, frutas, hortalizas, aceites, lácteos, carnes), pues los nutrientes se encuentran amplia y heterogéneamente distribuidos en los alimentos, y pueden obtenerse a partir de muchas combinaciones de los mismos. Esto ya es suficiente garantía de equilibrio nutricional.

Es importante recordar que no hay ninguna dieta ideal ni tampoco ningún alimento completo del que podamos alimentarnos exclusivamente, puesto que ninguno aporta todos los nutrientes necesarios. Por ejemplo, las naranjas tienen apreciables cantidades de vitamina C, pero carecen de vitamina B12, que, sin embargo, se encuentra en las carnes. Éstas, a su vez, no tienen hidratos de carbono ni fibra, nutrientes importantes que suministran los cereales. Ha de existir también un adecuado balance entre ellos, pues el consumo excesivo de un alimento puede desplazar o sustituir a otro que contenga un determinado nutriente. La moderación en las cantidades consumidas de todos ellos para mantener el peso adecuado y evitar la obesidad, es también una regla de oro.

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Autor: IM Farmacias
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