Las farmacias españolas reciben diez millones de consultas al año sobre la piel, la parte de nuestro cuerpo más expuesta y vulnerable a la acción de los agentes externos. Como explica Maialen Elizari, experta del Departamento Científico de Cinfa, "despedido ya el invierno y con el verano a la vuelta ...
Las farmacias españolas reciben diez millones de consultas al año sobre la piel, la parte de nuestro cuerpo más expuesta y vulnerable a la acción de los agentes externos. Como explica Maialen Elizari, experta del Departamento Científico de Cinfa, "despedido ya el invierno y con el verano a la vuelta de la esquina, la primavera es el momento perfecto para intentar mitigar los daños que el frío, la polución o los cambios bruscos de temperatura hayan podido causar en nuestra piel y prepararla para la exposición al sol y los largos periodos al aire libre".
La piel es uno de los órganos más extensos de nuestro cuerpo y actúa como barrera frente a las influencias de presión o fricción, los productos químicos nocivos, el calor y el frío, las radiaciones solares y los microorganismos dañinos. También nos ayuda a tener una correcta percepción sensitiva, gracias a los receptores de tacto, presión, temperatura y dolor que contiene. Todas estas funciones las lleva a cabo a través de las tres capas que la forman, según explica la experta de Cinfa: "La epidermis es la más externa y constituye la cubierta de protección contra influencias ambientales; la dermis, diez veces más gruesa que la epidermis, es el tejido de sostén de la piel y responsable de su elasticidad y fortaleza. Y por último, la hipodermis protege el tejido muscular absorbiendo los impactos gracias a los adipocitos, que son unas células de grasa que aíslan el cuerpo del frío y del calor y almacenan importantes nutrientes".
Así mismo, la piel mantiene el balance hídrico del organismo y precisamente, Elizari apunta que "una de las claves para asegurar su óptimo estado radica en hidratarla suficientemente, tanto por dentro, bebiendo todos los días entre uno y dos litros de agua, como por fuera, utilizando lociones, leches o cremas que aporten un extra en este sentido. La higiene es otro aspecto fundamental y debe ser distinta a la del resto del cuerpo en las zonas del rostro, cuello y escote, más sensibles y expuestas, y que precisan una limpieza con productos específicos y tanto por la mañana como por la noche".
Por otro lado, la personalización en los cuidados es básica a la hora de lucir una piel facial y corporal saludable, y factores como la edad, el sexo, los agentes ambientales y la fisiología de cada persona resultan determinantes, también en la elección de un tratamiento cosmético u otro. "El tipo de piel de cada persona viene dado, sobre todo, por el fluido que las glándulas sudoríparas y sebáceas que la componen segregan para mantenerla húmeda y por la presencia de lípidos. Si la secreción es más bien acuosa, se trata de una piel seca o normal, mientras que, si es oleosa, se considera grasa", aclara la experta.
También existen problemáticas como la hipersensibilidad, el fotoenvejecimiento, el acné o la atopia, que afectan de manera frecuente a la población y que requieren unos cuidados más amplios y precisos. "En general, se padezcan o no patologías cutáneas, el cuidado diario de nuestra piel ha de estar motivado por más razones que las meramente estéticas, y se basa en unas sencillas pautas que nos ayudarán a asegurar la salud de esta importante parte del cuerpo", asegura Maialen Elizari.
Diez consejos para una piel diez: