"Debe cambiar la actitud del legislador respecto a cómo se quiere prestar el servicio"

Nuestra próxima protagonista nos recibe en Fuente Librilla. Con un hermoso patrimonio natural, esta localidad murciana de apenas 600 habitantes cuenta con una farmacéutica de lujo. Desde que empezara como una joven boticaria hace 30 años, Sabina María Buendía no ha dejado de aprender. "El modelo de farmacia está cambiando. La crisis ha afectado seriamente en todo el SNS, y a la farmacia como tal", afirma, y advierte: "Si el modelo que tenemos se preserva más allá de las inclemencias políticas, se podría seguir con la valoración actual".

Su farmacia, rural. Su entorno, con importantes necesidades sanitarias. Su máxima, mejorar la salud de sus vecinos. "La mayor y casi única satisfacción es ver los beneficios del consejo profesional en los pacientes. Creo que la Administración podría implicarse más en apoyar a nuestro colectivo". Reacia a los cambios que se han manifestado por parte del Gobierno central, reivindica mayor consideración de la farmacia rural porque "dedicamos un plus profesional en todas sus actuaciones, y esto hay que recompensarlo".

A la pregunta sobre cómo han repercutido la medidas anticrisis en la botica, su respuesta es el desconcierto: "No entiendo cómo un Estado de Derecho se queda sin presupuesto para abonar a las farmacias lo que les debe. Esta situación la hemos vivido aquí en Murcia y no se la deseo a nadie". Según Sabina, para encontrar soluciones hay primero que cambiar las reglas del juego: "Debe cambiar la actitud del legislador respecto a cómo se quiere prestar el servicio. Si continúan así, lo único que hacen polarizar las acciones a otro modelo de sociedad".

A ello se unen dificultades como la lenta recuperación económica y la bajada de los precios del medicamento. "Bajar precios no es garantía de casi nada, ya que se valora poco lo que no cuesta. Lo único que conseguimos es que se pierda poder adquisitivo y se minusvalore nuestro trabajo", advierte, y en cuanto a los recortes: "Deberían ir con más interés a otros ámbitos donde hay más despilfarro y se produce un mal uso de productos y servicios". Y aquí entra el caballo de batalla, el gran problema estructural que preocupa tanto a profesionales como a legisladores y a la ciudadanía en general: el reto de la sostenibilidad del modelo. "Es un tema que me preocupa porque veo que el farmacéutico es víctima, no actor, pues poco se puede hacer cuando dependemos de las normas legales".

Frente a esto, Sabina apuesta por mayor atención personalizada y por servicios profesionales. "Nuestra respuesta tiene que ser una mejor prestación y especialización. No en vano, en los últimos años hemos ido evolucionando a mayores exigencias en todo: nos hemos certificado en Calidad, hemos aprendido sistemas informáticos, a cómo usar la receta electrónica, etc.", asiente, y concluye: "Hemos demostrado que estamos preparados para todo lo que venga. En nuestra preparación está nuestra confianza".

Presume del entorno rural y de la cercanía que se establece con la ciudadanía, en definitiva, es un ambiente que facilita la adherencia al tratamiento y la detección de posibles interacciones debido a la relación que se establece con el cliente. "En la farmacia rural se conocen muchos límites excepto cuando entra un paciente, momento en el que puede ocurrir lo más insólito, por ejemplo, que hayan cerrado el Consultorio Médico y que acuda a la farmacia a que le resuelvas un pequeño accidente o algo relacionado con sus mascotas. Tenemos que estar dispuestos a dar soluciones".

Con este pasaje se despide esta farmacéutica murciana dejándonos con una visión actual del sector y lanzando un mensaje esperanzador con vistas al futuro. "Estamos formados para todo lo bueno que pueda venir. Debemos tener muy presente que somos un activo para la sociedad".