La experiencia del dolor se asocia con reacciones emocionales y psicológicas que no pueden medirse objetivamente. Su trascendencia va más allá de los aspectos físicos que, con las limitaciones que provocan en el paciente, merman considerablemente su calidad de vida provocando consecuencias sociales, personales y laborales. Las consecuencias económicas de ...
La experiencia del dolor se asocia con reacciones emocionales y psicológicas que no pueden medirse objetivamente. Su trascendencia va más allá de los aspectos físicos que, con las limitaciones que provocan en el paciente, merman considerablemente su calidad de vida provocando consecuencias sociales, personales y laborales. Las consecuencias económicas de los efectos del dolor son también importantes. Se estima que en Europa su coste supone alrededor del 3% del PIB, tanto en el pago de gastos directos destinados a su tratamiento como en indirectos, como con el coste que supone a las empresas el absentismo laboral, las bajas, disminución de productividad o pagos por invalidez.
¿Se puede vivir sin dolor? Sin duda es una de las experiencias que el ser humano asume como inherente a la propia condición de vivir, no sin tratar de buscar de forma constante el origen de cada patología y sus posibles soluciones. El 17 de octubre se celebra el Día Mundial del Dolor para poner foco sobre este problema que arroja cifras muy llamativas. En España entre el 40 y el 60% de las consultas médicas de Atención Primaria están relacionadas con el dolor, es la causa más frecuente de visitas al médico. El dolor agudo y neuropático son los dolores más aceptados por la población, siendo el crónico el que genera más controversia por su estrecha relación con factores psicológicos. Aproximadamente el 20% de la población española de entre 18 y 29 años sufre dolor crónico, y esta cifra supera el 42% al rebasar los 65 años. Más de la mitad de los pacientes, el 58%, cree que el tratamiento que sigue para el dolor es inadecuado y que sería posible mejorar su efectividad.
¿Qué es la tecnología TENS y para qué se utiliza?
La tecnología TENS, o Estimulación Nerviosa Eléctrica Transcutánea, es una técnica no medicamentosa destinada a aliviar el dolor gracias a una corriente eléctrica de baja tensión que crea una excitación eléctrica de los nervios a través de la piel. La corriente se transmite mediante electrodos colocados en la piel. El dolor se atenúa disminuyendo la transmisión del dolor a la médula espinal aumentando la secreción de endorfinas, hormonas naturales producidas por el cerebro, que reducen la sensación de dolor. Este método está probado científicamente y médicamente autorizado.
URGO Parche de Eletroterapia: efecto antidolor inmediato
Gracias a la tecnología TENS integrada, Urgo Parche de Electroterapia permite aliviar los dolores musculares y articulares. Se adapta perfectamente a la zona a tratar. Su circuito eléctrico ofrece un tratamiento de 20 minutos en cada uso. A través del gel adhesivo del parche, la corriente se conduce y atraviesa la piel. El parche está preprogramado para alternar ciclos de 2 minutos con una corriente en modo continuo y otra en modo discontinuo durante la sesión. La intensidad se puede aumentar o disminuir desde cero a quince, pulsando en el botón del parche el símbolo más o el símbolo menos, hasta obtener un efecto que no sea doloroso ni desagradable.
URGO Parche de Electroterapia está indicado para aliviar dolores de espalda (lumbago, dorsalgia), dolores articulares (artrosis, artritis, reumatismos), neuralgia (ciática), dolores articulares agudos (rodillas, caderas, hombros) y dolores por traumatismo musculoesquelético (esguinces, tendinitis). En el caso de estas últimas lesiones, tienen que estar diagnosticadas previamente por un profesional sanitario para que no haya riesgo de que se agraven por la aplicación de una electroestimulación no adaptada. En el caso de zonas como codos, muñecas y tobillos hay que prestar especial atención en la colocación del parche en estas zonas estrechas y su dificultad para adaptarse totalmente.
