El sueño como restaurador del organismo

Según la Sociedad Española del Sueño (SES), los trastornos del sueño afectan a un tercio de la población en nuestro país, reduciendo la calidad de vida de quienes lo padecen. Además, suponen un importante problema de salud pública, con un gran impacto económico, social y sanitario.

16/11/2018

El insomnio es la alteración del sueño más común. Es uno de los síntomas más frecuentes que afectan a la población, precedido sólo por el dolor. Cerca del 10% de la misma lo presenta de manera crónica, y casi el 50% lo padece en algún momento de su vida, según ...

El insomnio es la alteración del sueño más común. Es uno de los síntomas más frecuentes que afectan a la población, precedido sólo por el dolor. Cerca del 10% de la misma lo presenta de manera crónica, y casi el 50% lo padece en algún momento de su vida, según datos del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos. El insomnio afecta en gran medida a la población anciana, y sobre todo a mujeres postmenopáusicas. El sueño tiene un papel fundamental en el mantenimiento y la restauración, no sólo del sistema nervioso, sino de todo el organismo.

Por tanto, la perturbación del sueño tiene consecuencias muy relevantes para la salud, y efectos perjudiciales sobre el metabolismo y el sistema endocrino que equivalen a un envejecimiento acelerado del cuerpo. El insomnio es considerado un factor de riesgo para la mayoría las patologías con las que coexiste, incluyendo la enfermedad coronaria y la depresión. Asimismo, el propio insomnio es un factor de riesgo para las enfermedades mentales y, en particular, para la depresión; en concreto, la tasa de depresión entre los individuos con insomnio es 2,1 veces mayor que en la población en general. Entre los factores desencadenantes más frecuentes están: el estrés, los problemas familiares, o las dificultades de tipo laboral y económico. También influye la personalidad del individuo y, por supuesto, el entorno: temperatura, ruido, etc. La dificultad para dormir es más prevalente en mujeres de edad media, y cada vez más habitual en adolescentes y niños. Las consecuencias se manifiestan durante el día, como fatiga, ansiedad, falta de energía y disminución del nivel de alerta. Además, pue- de suponer una gran carga personal, social y económica. Las necesidades de sueño varían en función de la edad y de las circunstancias y características personales.

El insomnio se caracteriza por, al menos, uno de los siguientes síntomas:

  • Incapacidad por parte del individuo para conciliar el sueño.
  • Aumento del número de despertares nocturnos.
  • Disminución del tiempo de sueño, despertándose el individuo demasiado temprano.
  • Sensación de que el sueño ha sido insuficiente.

La duración de un sueño nocturno inferior a 8 horas diarias, no significa que el individuo tenga insomnio, ya que como hemos comentado anteriormente, cada persona tiene unas necesidades diarias de sueño, que son muy variables y dependientes de la edad.

Clasificación

Existen distintos tipos de insomnio, y cada uno de ellos presenta un tratamiento distinto, por lo que es necesario conocer cuál es el que sufre el paciente para poner un tratamiento individualizado. Según su duración, podemos clasificarlo en:

  • Transitorio. Dura sólo unos pocos días y a continuación desaparece. Se da en individuos que no han tenido nunca problemas de insomnio, pero que por situaciones concretas y transitorias se encuentran excitados, como en el caso de estrés por trabajo o por exámenes, en fechas especiales como en los días previos a una operación quirúrgica o a una boda, por ejemplo. También es común en caso de jet lag o por dormir en ambientes extraños. No es recomendable ningún tratamiento, ya que este tipo de insomnio desaparece a los pocos días. Lo mejor que se puede hacer es intentar eliminar la causa que origina el estrés.
  • De corta duración. Dura un máximo de 4 semanas, y suele ser causado por situaciones estresantes más graves que las anteriores, como el insomnio que se produce en caso del fallecimiento de un familiar, problemas económicos, etc.
  • De larga duración. Permanecen durante un período superior a un mes. Sus causas son múltiples y muchas veces no están claras. En este caso sí se puede instaurar un tratamiento con fármacos hipnóticos.

El insomnio también se puede clasificar en función de cómo se produzca en:

  • Inicial. Al individuo le cuesta mucho trabajo conciliar el sueño, aunque cuando lo hace no suele despertar en toda la noche.
  • Medio. El individuo no le cuesta empezar a dormir, pero sufre numerosos despertares a lo largo de la noche, que pueden hacer incluso que no vuelva a dormirse.
  • Terminal. El individuo duerme bien, pero se despierta antes de lo normal.

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Autor: IM Farmacias
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