Jordi Picas es un gran conocedor del sector. No en vano, son ya más de 25 años a sus espaldas en diferentes puestos de trabajo, que le ha permitido tener una perspectiva amplia de la función sanitaria y en concreto del ejercicio farmacéutico. "Primero me dediqué a la industria, donde ...
Jordi Picas es un gran conocedor del sector. No en vano, son ya más de 25 años a sus espaldas en diferentes puestos de trabajo, que le ha permitido tener una perspectiva amplia de la función sanitaria y en concreto del ejercicio farmacéutico. "Primero me dediqué a la industria, donde pasé 13 años como director técnico, y luego 12 en oficina de farmacia".
Y es que Jordi había vivido muy de cerca la profesión. "Provengo de familia de farmacéuticos, mi madre farmacéutica e inspectora municipal de sanidad en Tiana y mi padre farmacéutico de oficina de farmacia en Barcelona". Concretamente este ambiente familiar le animó a "dar el salto", tal y como nos confiesa: "Cuando mi padre se jubiló, decidí hacerme cargo de la farmacia familiar. El proyecto consistía en actualizar al siglo XXI una botica de larga tradición, pero necesitada de una modernización". De manera que "afronté reformas estructurales, roboticé la farmacia y entramos en el grupo Ecoceutics".
Remodelación necesaria no sólo para sobrevivir, sino para adaptar la botica a las necesidades del paciente. "Aposté por implantar en la farmacia un nuevo cambio de orientación profesional basado en la proximidad con el cliente, y esto se ha convertido en una de nuestras particularidades. Ecoceutics nos ayuda a ello, a crear una imagen y línea de productos propia".
Imagen necesaria para adaptar la farmacia a la realidad actual, al igual que por ejemplo la adquisición de conocimientos de gestión y de marketing, pero también es esencial configurar una botica "desde la promoción de la salud". ¿Cómo lo hacen en Farmacia Picas? "Participamos en todos los planes que se nos proponen, y estamos implicados en proyectos de soporte a la comunidad. Queremos ser un referente de confianza en salud".
Toda una declaración de intenciones que en ocasiones se contrapone con las decisiones estatales y autonómicas en materia de salud. "Nuestro principal problema es que somos un servicio regulado y, por lo tanto, dependemos del ejecutivo que haya. Como hemos visto, no siempre las actuaciones se han dirigido a mantener la calidad y el servicio, sino que más bien han imperado criterios económicos más que discutibles".
No obstante, y a pesar de la situación sobrevenida, la farmacia ha sabido afianzar sus valores y fortalecer su orientación de servicio público. "La situación actual del sector no es mala, ya que seguimos teniendo la confianza del usuario, que es nuestro principal valedor. Por supuesto que las farmacias ya no son lo que eran, tampoco el entorno lo es, pero ser reticente al cambio es lo que nos puede dejar fuera de juego".
Por tanto, conservar la esencia de la farmacia, sí, pero sin perder de vista su razón de ser: el paciente. "Evidentemente, la crisis económica ha afectado al sector. Los impagos y el descenso en la facturación han comprometido la viabilidad del modelo actual pero, por otro lado, también representan una oportunidad de cambio. Lo que no podemos permitirnos es no hacer nada".
Invertir en la modernización de la farmacia, en la restructuración de los servicios, etc., son aspectos por los que apuesta Jordi: "La sostenibilidad a largo plazo es una quimera. En un entorno tan cambiante como ocurre hoy en día, la solución pasa por ser versátil y adaptable. En eso las farmacias pueden competir con relativa facilidad, ya que son establecimientos pequeños que tienen la posibilidad de adaptarse más fácilmente que otros canales".
En definitiva, incluir cambios estructurales que permitan adaptar la farmacia a los nuevos tiempos, siempre sin olvidar "la calidad en el modelo", admite, y concluye: "Cualquier propuesta de cambio de modelo debe ir en la dirección no de mantener la calidad del servicio, sino de mejorarlo".
