Isabel Cabiró nos recibe en la puerta de su botica. Con una larga tradición familiar, ya son cinco las generaciones que se han dedicado de pleno a la farmacia. Como bien dice ella, "lo llevo en el ADN". Y es que esta experimentada boticaria tiene muy claro cuál es su ...
Isabel Cabiró nos recibe en la puerta de su botica. Con una larga tradición familiar, ya son cinco las generaciones que se han dedicado de pleno a la farmacia. Como bien dice ella, "lo llevo en el ADN". Y es que esta experimentada boticaria tiene muy claro cuál es su lema: "intentar hacer la vida más fácil a los demás".
En sus 31 años ejerciendo la profesión ha visto cambiar la farmacia de forma radical, pero si algo destaca es el momento crucial en el que nos encontramos ahora. "Intuyo que estamos viviendo un momento clave. Creo que ahora tenemos que elegir qué tipo de farmacia queremos ser: de horario ampliado, la más barata o farmacia de consejo y servicios".
Varias opciones para un público también variado, aunque "la mayoría de los clientes se identifican con personas de edad intermedia que tienen inquietud por mantenerse bien el mayor tiempo posible".
Sin duda, el contexto en el que se ubica la botica determina las características de ésta. "Me parece importante destacar el entorno en el que se sitúa mi farmacia. Se trata de un barrio de Pamplona, y en dos calles de unos 300 metros hay 9 farmacias -5 de horario partido, 3 de 13 horas y una de 24-. Esto delimita los servicios que ofreces y el tipo de farmacia que quieres ser".
Pero, si por algo ha apostado Isabel es por la especialización y "por la mejora de nuestro margen con la venta libre". Asegura que en estos momentos el 33% de la facturación no se corresponde con fármacos de receta, aunque reconoce que "hace unos años era algo más, por lo que los servicios suponen aún muy poca cifra".
Cuando le preguntamos si estos servicios deben ser remunerados, ni lo duda. "Desde luego que debemos cobrar por nuestros servicios, si no, es imposible la supervivencia. Debemos valorarnos a nosotros mismos y que nos valoren los demás". Y aquí viene la importancia de la formación y de la actualización de los conocimientos. "Dedico todas las semanas 3 horas aproximadamente a continuar formándome para ser la mejor versión de mí misma y así dar el mejor consejo o servicio".
Y en cuanto a los recortes, Isabel considera que se han aplicado reiteradamente sobre la farmacia en lugar de contemplar otros ámbitos como el hospitalario. "Tengo claro que el gasto en medicamentos atribuible a la farmacia es aproximadamente el 15% del gasto total. Llevan muchos años exprimiendo ese porcentaje porque es más fácil y menos problemático", se queja, y continúa. "Opino que por mucho que ahoguen a ese 15%, no conseguimos gran ahorro, así que no es una buena solución".
Precisamente estas sombras son las que le hace ver el futuro con ciertas reservas. "Nos encontramos en una situación en la que hay muchas amenazas, pero esto no significa que cada día empiece con ilusión renovada para intentar mejorar. Mi cabeza no cesa nunca para conseguir que la experiencia de cada cliente sea tal que quiera volver".
