Esta experimentada boticaria lleva media vida dedicada a la farmacia. Desde que en 1989 terminara sus estudios, Noelia Muñoz no ha dejado de formarse y de apostar por una farmacia moderna. "Cuando acabé la carrera, solicité una beca COMETT para ir al extranjero. Eran becas de universidad-empresa y permitían estancias ...
Esta experimentada boticaria lleva media vida dedicada a la farmacia. Desde que en 1989 terminara sus estudios, Noelia Muñoz no ha dejado de formarse y de apostar por una farmacia moderna. "Cuando acabé la carrera, solicité una beca COMETT para ir al extranjero. Eran becas de universidad-empresa y permitían estancias prácticas aplicando los conocimientos adquiridos. Me fui a Paris, en el laboratorio Rhône Poulenc Rorer -que luego fue Aventis y ahora Sanofi- para hacer investigación con células cancerosas", nos cuenta de manera entusiasta: "Realicé mi sueño. Trabajé en diferentes sectores, y allí me quedé 10 años".
Nada más y nada menos que 30 años de su vida entregada a la farmacia. "Lo que más me gusta de nuestra labor es que comporta diferentes ámbitos de actuación que te hacen estar al día", añade y lamenta: "todavía no se conoce el sinfín de posibilidades que podemos desarrollar en aspectos sanitarios fundamentales".
Una profesión esencial para el sustento de una población que plantea retos como el envejecimiento o los pacientes polimedicados que sólo encontrarán solución en un sistema fortalecido e interconectado. Así nos lo cuenta la que también es vicepresidenta del COF de Teruel: "El modelo de farmacia -como todo lo relacionado con la sociedad- evoluciona, pero esta evolución no debe detenerse, luego anhelar tiempos pasados es un error", admite, y añade: "El modelo debe evolucionar, y lo más importante es que nosotros somos parte de esa evolución, esto es, de nosotros depende hacia dónde se dirija".
Ella lo sabe bien pues lo vive día a día en su farmacia en Teruel. "Existen nuevas necesidades sanitarias a las que tenemos que dar respuesta. Mi botica, por ejemplo, se sitúa en un barrio joven donde se construyen viviendas y las parejas comienzan a tener bebés. Por lo que el perfil del cliente es el joven de 30 y 35 años".
Está claro, no podemos ir con viejas fórmulas para nuevos problemas, el sistema tiene que invertir en innovación pero sin olvidar el medicamento. "Nosotros aún seguimos vendiendo más medicamentos. Y no lo veo como un inconveniente, al contrario, el medicamento nos abre el camino, nos trae al paciente a nuestro negocio, y a partir de ahí todo dependerá de nosotros". Un mundo de posibilidades que aún están por explorar. "La farmacia ofrece muchas oportunidades de futuro sanitarias y de bienestar. Hay que pensar en la salud como ausencia de enfermedad y no como curación de patología".
Prevenir antes que curar pero ¿cómo se logra esto? "Concienciando a la sociedad de la importancia de la prevención y educando". Y los servicios complementarios ¿pueden ser una opción? "Por supuesto que sí, están al alza. Es cierto que surgieron un poco por necesidad en un momento difícil para el sector donde los impagos y las numerosas bajadas de medicamentos estaban al orden del día. Había que reinventarse".
Y ante la remuneración de estos servicios complementarios: "Debe haber una compensación económica porque el consejo farmacéutico es fruto de los conocimientos del profesional que se forma continuamente suponiendo una inversión de tiempo y dinero".
Cambio es la palabra del futuro, adaptación su solución más certera. "El quid de la cuestión está en adaptarnos a los nuevos tiempos, lo estamos haciendo y muy bien", asegura, para concluir: "El problema es que no se toman medidas de manera consensuada y no se explican las medidas que se aplican". El futuro está pues en el consenso y la apuesta por el servicio público.
