Elena Voicu se estrenó hace 10 años en la profesión. Desde entonces no ha dejado de crecer. Su botica está emplazada en la comarca Andorra-Sierra de Arcos, al norte de Teruel. Con poco más de 300 habitantes el municipio conserva un rico patrimonio cultural y minero, aunque Elena no es ...
Elena Voicu se estrenó hace 10 años en la profesión. Desde entonces no ha dejado de crecer. Su botica está emplazada en la comarca Andorra-Sierra de Arcos, al norte de Teruel. Con poco más de 300 habitantes el municipio conserva un rico patrimonio cultural y minero, aunque Elena no es oriunda de allí. "Nací hace 44 años en una pequeña ciudad de Rumanía en el seno de una familia humilde. Mis padres trabajaban muy duro en una fábrica bajo el régimen comunista. Para superar la situación económica familiar con solamente 14 años decidí salir de mi ciudad natal para estudiar farmacia. Siempre me ha gustado la idea de tener mi propia farmacia, y para ello he sacrificado muchos años de mi vida lejos de mi familia".
Una historia llena de sacrificios que tuvo al final su recompensa: ser boticaria. "Al principio estuve trabajando como farmacéutica sustituta en varias farmacias de la Comunidad Valenciana, y ya en 2015 decidí arriesgar mi pequeño patrimonio para cumplir mi sueño: tener mi propia farmacia".
Fortaleza, decisión y un objetivo claro, esto es lo que define a Elena. "Ser farmacéutico precisa mantener una gran comunicación con el cliente y saber adaptarse a cualquier situación; porque solo así podemos ofrecer un servicio personalizado a nuestros clientes".
Personalización sí, pero ¿cómo se hace esto desde el entorno rural? "Adaptándonos a las necesidades de las personas mayores, que es el perfil prioritario", sostiene, y añade: "En los últimos años hemos visto cómo el modelo de farmacia rural ha sufrido una decadencia por causas como el envejecimiento de la población, el éxodo rural y el cierre de la actividad minera, principal fuente de trabajo en esta zona". A ello se le une que "la actual ley de ordenación farmacéutica no está protegiendo las farmacias rurales frente a la situación precaria motivada por las reducidas ventas, los excesivos pagos y tasas o las bajadas de precios mensuales para medicamentos cubiertos por la SS".
Una situación un tanto difícil si tenemos en cuenta por ejemplo que en la farmacia de Elena la venta libre representa sólo un 10% de la totalidad de las ventas anuales. "Medidas como la introducción de la receta electrónica en el ámbito nacional, la nueva ley de protección de datos o la ley de detección de medicamentos falsificados hacen que la farmacia rural se vea obligada a aportar unos pagos complementarios que tienen que ver con el mantenimiento informático". Una balanza que no está compensada entre los beneficios y los gastos y que puede causar que "muchas farmacias rurales desaparezcan por la imposibilidad de mantener estos pagos".
Además hay que añadir la escasa población de la zona y "la susceptibilidad" que presentan algunos clientes ante servicios como homeopatía o dermoestética. "Tenemos que pensar en el largo plazo con servicios como los SPD, la toma de tensión e incluso la atención farmacéutica domiciliar, ninguno de estos servicios deben ser gratuitos".
Elena demanda más atención a las farmacias rurales de Aragón, más medidas específicas para este entorno tan afectado por la crisis, y, en definitiva, invertir en un sistema que resulta esencial para importantes capas de la sociedad. "Las farmacias rurales son las más perjudicadas por los recortes gubernamentales, por lo que insto a que se tomen medidas urgentes. De lo contrario, muchas zonas rurales se quedarán sin atención farmacéutica y las personas mayores, de mayor necesidad, serán las principales afectadas".
