Su objetivo diario es que en cada acto de dispensación prime el consejo y la atención farmacéutica. Isabel García sabe bien lo que dice, sus veinte años detrás del mostrador -doce de ellos como titular- le han valido para conocer de primera mano la farmacia rural. "Lo que más me ...
Su objetivo diario es que en cada acto de dispensación prime el consejo y la atención farmacéutica. Isabel García sabe bien lo que dice, sus veinte años detrás del mostrador -doce de ellos como titular- le han valido para conocer de primera mano la farmacia rural. "Lo que más me satisface es poder ejercer mi profesión cada día y ayudar a las personas".
A ella acuden en su mayoría pacientes de tercera edad con importantes necesidad de salud. "Se trata de una población envejecida, aunque también hay jóvenes y niños". La farmacia que regenta está ubicada en Salillas de Jalón a 50 km de Zaragoza. "El día a día es gratificante en cuanto al trato con los clientes y a la confianza que han depositado en mí. Todo ello hace que la gestión sea cómoda porque te permite ampliar conocimientos al tener más momentos para el estudio y valorar cada uno de los tratamientos de forma individualizada".
Por tanto, un contexto, el rural, que permite una atención farmacéutica personalizada, pero que al tiempo presenta dificultades. "La situación de la farmacia rural es complicada", asegura Ana, y continua: "La revisión y bajada constante de los precios de los medicamentos y la despoblación del medio rural genera incertidumbre". Esto es especialmente relevante si tenemos en cuenta que las oficinas que actúan en los pueblos son un pilar esencial dentro del sistema sanitario. "En un pueblo estamos en constante contacto con el paciente y con el servicio de atención primaria formando un equipo enfocado al paciente".
En cuanto a los cambios, claro que repercuten en la farmacia rural que según Isabel debe evolucionar de un modelo de dispensación a otro más asistencial. "Mi meta es evolucionar hacia servicios asociados a mi profesión que puedan ayudar al cliente con sus problemas de salud, con su día a día o con la medicación que esté tomando". En el caso de la farmacia urbana "no es una opción, sino que debe ser obligatorio emprender el cambio".
Así pues, la prioridad es: "trabajar para situar a la oficina de farmacia en un lugar importante dentro del sistema sanitario". Y en cuanto a la manera de hacerlo: "apostar por los servicios que ofrece el modelo como es la farmacia comunitaria asistencial". Lo que comporta un cambio de mentalidad: "Todavía se ve la farmacia como el lugar de dispensación de medicamentos, pero tenemos que hacer fuerza para que se reconozca la aportación de los servicios asistenciales y vincularlos a la oficina de farmacia".
Y ¿cómo se traslada esto a un entorno rural de apenas 300 habitantes? "Prestando constantemente servicios como el seguimiento farmacoterapéutico a través del Proyecto conSIGUE acompañados del consejo y del asesoramiento profesional".
Servicios que por supuesto tienen que estar remunerados. "Debería haber uniformidad en este tema y que el farmacéutico fuera remunerado por sus actos como prestador de servicios asistenciales, ya que está demostrado el ahorro que supone para el sistema sanitario y el beneficio directo para el paciente".
Nos despedimos de Isabel en este hermoso pueblo zaragozano con la promesa de "seguir luchando por la farmacia rural que ha sido una gran olvidada para la administración". Nos deja un último mensaje: "Debemos orientarnos hacia el modelo de farmacia comunitaria asistencial que sea capaz de resolver las necesidades actuales de salud".
