"La clave del éxito está en ofrecer al paciente un valor añadido que nos permita fidelizarlo"

Nos aceramos hasta Farmàcia Olímpic en Badalona para conocer la historia de Lluc Sotelo. Este farmacéutico es un claro ejemplo de emprendimiento y apuesta de futuro. "Cuando terminé la carrera en 2003 tener tu propia botica era un sueño irrealizable", nos asegura, pero después de trabajar en España y en el extranjero decidió embarcarse en la aventura. "Estalló la crisis económica y la del sector...y lo que parecía una quimera, se hizo factible, ya que bajaron los precios de los traspasos. Abrí mi propia farmacia en 2016, hasta ahora han sido todo recompensas". Lluc es un farmacéutico entregado amante de su profesión. "El hecho de poder vivir de lo que te llena no tiene precio", pero también hay que emprender áreas de mejora: "Es necesario establecer un sistema de comunicación eficaz entre los distintos profesionales sanitarios para poder remar todos en la misma dirección. De hecho, llevamos varias reuniones con el centro de salud de mi área básica (CAP Sant Roc) para establecer lazos más estrechos".

Todo con el objetivo de mejorar la calidad asistencial. También influye la ubicación de la farmacia. "Mi botica se sitúa en una zona urbana de Badalona que es bastante céntrica. Al principio teníamos un perfil de cliente pensionista y de barrio, más tarde aumentaron los jóvenes y la gente de paso".

La farmacia de barrio, tan indispensable y cercana, se enfrenta actualmente a nuevos retos. "El sector está en un momento muy complejo. Por un lado, los gigantes de internet que amenazan cada vez más la venta libre, y por otro, las continuas bajadas de precio del medicamento que afectan a la venta con receta hace que debamos multiplicar esfuerzos para intentar ofrecer algo diferente y que el cliente siga confiando en nosotros".

Ante estas dificultades ¿cómo seguir adelante? "La clave del éxito está en ofrecer al paciente un valor añadido que nos permita fidelizarlo". Claro está, debe hacerse en consonancia con los cambios experimentados por el modelo. "Hemos pasado de ser un centro de dispensación de medicamentos donde la prioridad era curar, a un lugar donde la prevención y la belleza cohabitan con la salud".

La salud como eje central de la farmacia del futuro, esta es la gran apuesta según Lluc. "No se trata de competir con las multinacionales en el precio ni en las estrategias de marketing, pero sí en hacer sentir especial al paciente, y esto en términos de salud, no tiene precio". Esto requiere inversión en el capital humano. "Lo que distingue a nuestra farmacia de otras es el equipo. Todos trabajamos conjuntamente con el fin que el paciente se sienta especial".

Y en este sentido ¿el precio es una variable a tener en cuenta? "El precio es una de las partes más complejas del marketing, y estoy seguro de que todas las farmacias utilizan estrategias distintas porque tienen necesidades diferentes", afirma, y advierte: "Creo que no debe convertirse en una obsesión, sobre todo porque hoy en día con la venta por internet, ser el más barato es prácticamente imposible". Por tanto, hay que ser competitivo, sí, pero también utilizar otras estrategias para que el paciente se mantenga fiel a la farmacia.

¿Esto asegura la sostenibilidad de la farmacia? "La farmacia será sostenible a largo plazo si creamos un modelo que pueda perdurar en el tiempo. La administración nos tiene que ayudar, pero debemos ser nosotros los que demostremos que somos los únicos que aseguramos la gran calidad farmacéutica que hay actualmente". En definitiva, más y mejores servicios y un trato personalizado y único. "Creemos que los servicios tienen que ser el motor de la farmacia del presente y del futuro. Se pueden encontrar los mismos productos en distintos sitios, con lo cual sólo puedes incidir en el envoltorio y en el precio. En cambio un buen servicio te hace único".