Aunque la caída del cabello es un fenómeno que tiene lugar durante todo el año y es motivo de preocupación para muchos pacientes de la farmacia, es cierto que con la llegada del otoño este proceso se acelera de manera notoria, provocando una afluencia mayor a la farmacia en busca ...
Aunque la caída del cabello es un fenómeno que tiene lugar durante todo el año y es motivo de preocupación para muchos pacientes de la farmacia, es cierto que con la llegada del otoño este proceso se acelera de manera notoria, provocando una afluencia mayor a la farmacia en busca de productos que puedan poner algún tipo de remedio, aunque sea leve.
La explicación a la relación entre la caída del cabello y la llegada del otoño existe, no es un mito de los muchos que circulan en relación a este tema, y es que el mayor número de cabellos en fase telógena o de desprendimiento se produce por el aumento circanual de las concentraciones plasmáticas de andrógenos, que en nuestras latitudes, en Europa, se pro- duce en los meses otoñales, especialmente en septiembre y octubre. Algunas personas atraviesan esta fase coincidiendo con dos periodos máximos anuales, que son precisamente en otoño y en primavera. Además, al disminuir la temperatura cuando comienza la estación otoñal, se produce una disminución del riego sanguíneo, que se suma a que el cabello se encuentra debilitado por los factores ambientales derivados del verano, por lo que tiende a caerse en mayor medida, haciéndose más patente.
No es de extrañar, entonces, la demanda creciente que se puede observar en esta época del año de productos relacionados con el cuidado, la prevención y el tratamiento capilar, y la caída del cabello en concreto. Y la farmacia debe aprovechar esta estacionalidad para reordenar su escaparate, organizando categorías, exposición y surtido, de manera que pueda rentabilizar al máximo las ventas con la llegada de la nueva estación. Cada cabello necesita unos cuidados concretos y específicos, adaptados a su tipología, y el farmacéutico es el profesional que puede ofrecer consejo experto e individualizado.
Los ciclos capilares
Durante los meses de verano, y a pesar de que puedan tomarse precauciones para cuidar el cabello, la exposición al sol, el cloro de las piscinas o la sal del mar afectan a su estado de elasticidad y fortaleza de manera inevitable. Esas circunstancias ambientales provocan que en el periodo estival el cabello se vea dañado, y en concreto salgan perjudicadas tanto la queratina como la melanina, factores que convierten el cabello en frágil, apagado, y falto de brillo.
La llegada del otoño, además de reducir esos factores ambientales que agreden a la salud capilar, también es el momento de la temida caída, por lo que puede ser la época del año más apropiada para intentar maximizar el cuidado del cabello y el cuero cabelludo, y para ello existen multitud de productos específicos en la farmacia, muchos de los cuales se basan en extractos vegetales, que junto al preciado consejo farmacéutico pueden aportar las soluciones más adecuadas para devolver al cabello su vitalidad.
El cuero cabelludo es la piel de la cabeza humana, y en él se en- cuentran los folículos pilosebáceos, que son las estructuras que generan el cabello, y cada uno de ellos, a su vez, se compone de bulbo piloso, glándula sebácea, glándula sudorípara y músculo erector del pelo. El tallo es la parte visible del cabello, la raíz es la parte comprendida entre el bulbo y el nacimiento del pelo en el cuero cabelludo y el bulbo piloso es la porción más profunda. Cada folículo piloso puede generar unos treinta pelos.
El cabello no crece de manera indefinida, sino que sigue un ciclo que consta de las siguientes fases:
- Periodo de crecimiento o Anagen, que dura de dos a seis años. Aproximadamente el 82-86% de los cabellos están es esta fase.
- Periodo de reposo o Catagen, que dura tres semanas. Alrededor del 1% de los cabellos se encuentran en esta fase.
- Periodo de caída o Telogen, que dura tres meses. De forma general, el 13-17% de los cabellos están en esta fase.
¿Alopecia o no?
El cabello se renueva constantemente, por lo que su caída es normal, y en condiciones normales no supone riesgo de calvicie. La distribución por porcentajes que acabamos de comentar, con los cabellos en las diferentes fases, es lo que se conoce como tricograma, y es lo que permite hacer una evaluación de la alopecia del paciente y su severidad. En la cabeza existen alrededor de 100.000- 150.000 cabellos, y aunque se considera normal que diariamente caigan entre 100 y 150, el exceso de caída ocasiona alopecia. Además, esta caída puede acentuarse en determinadas situaciones, como una mayor longitud del pelo o un manejo brusco del mismo.
El fenómeno de caerse el cabello tiene un control hormonal, en el que intervienen fundamentalmente dos de ellas:
- Los estrógenos son las hormonas sexuales femeninas, que ayudan a formar las proteínas del pelo, y gracias a ello la estructura y el ciclo capilar pueden ser normales.
- Los andrógenos, hormonas sexuales masculinas, por el contrario, reducen esta formación de proteínas, acortando la fase de crecimiento y debilitando en general el cabello.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que la duración del ciclo del cabello varía en función de la localización en la cabeza, ya que en la parte alta, es de unos 3-4 años, en los temporales es de 5 años y en la región occipital la duración es de 7 años. Por eso el cabello de la región frontal, las entradas y la coronilla se desprende al doble de velocidad que el de la nuca, siendo los últimos cabellos que caen.
También el envejecimiento de la persona determina que los ciclos de crecimiento sean más cortos, mientras que las fases de reposo y caída se alargan. Hay menos folículos pilosos en actividad, así que hay menos cabellos y también los que hay son más finos. Además, la velocidad de crecimiento del cabello disminuye considerablemente a partir de los 50 años de edad.
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