Teresa Bidaguren nos recibe en la puerta de su farmacia. La botica no es un lugar extraño para ella, todavía recuerda cómo andorreaba tras su madre, también farmacéutica, y quien le inculcó la profesión. "Desde niña he mamado todo lo que tiene que ver con la farmacia. Acabé la carrera ...
Teresa Bidaguren nos recibe en la puerta de su farmacia. La botica no es un lugar extraño para ella, todavía recuerda cómo andorreaba tras su madre, también farmacéutica, y quien le inculcó la profesión. "Desde niña he mamado todo lo que tiene que ver con la farmacia. Acabé la carrera en 2004 y trabajé en Pamplona, luego en Trapagaran y por último en Bilbao en la farmacia de mi madre de la que soy titular desde 2015, cuando ella se jubiló", nos cuenta con entusiasmo. A pesar de que el trabajo detrás de un mostrador puede ser a veces complicado, esta bilbaína dice estar cien por cien satisfecha con su profesión por lo mucho que ayuda a los demás.
La farmacia ha evolucionado conforme lo ha hecho la sociedad. "La gente tiene diferentes necesidades que hace 20 años y otras demandas. El abanico de opciones terapéuticas es mayor y la farmacia se ha diversificado mucho". Cierto es, pero ¿cuál es su experiencia personal? "En mi farmacia dispensamos más medicamentos que productos de parafarmacia en una proporción aproximada de un 60% frente a un 40%. Obviamente los medicamentos son nuestro modus vivendi, ya que no se pueden adquirir en otros canales de venta; pero vendemos cada vez más tratamientos de fitoterapia, complementos nutricionales y dermocosmética".
Y ¿cuál es el secreto para la incorporación de nuevos servicios? "Formación y profesionalidad, porque gracias a nuestra formación sabemos asesorar adecuadamente y eso es un gran valor añadido". Hacia esta dirección se encamina la farmacia del futuro. "La botica está realizando un gran esfuerzo por implantar servicios para los pacientes y es imposible mantenerlos, salvo que sean remunerados". El problema está en que "no hay interés en pagarlos ni por parte de los pacientes, ni por parte de la administración".
Y esto es así porque a menudo se han buscado soluciones cortoplacistas. "Las medidas de los diferentes gobiernos se han basado en ahorrar a costa de los farmacéuticos comunitarios, llegando a ahogar a las farmacias pequeñas, y concretamente a las rurales", se queja Teresa, y continúa: "Los impagos son lo más increíble que ha sucedido con boticarios que han tenido que hipotecar su patrimonio personal para abastecer de medicamentos a sus pacientes". Definitivamente, los ajustes se podían haber orientado a otras áreas como el gasto en el ámbito hospitalario, no obstante "harían falta medidas a medio y largo plazo en todos los ámbitos de la sanidad, no solo en el medicamento".
Y ante esta situación ¿cómo actuar? "Hace falta que la administración se plantee si quiere proteger el modelo actual. Es el modelo más seguro para los pacientes, inmediato y atendido por profesionales de la salud. El gobierno baraja medidas de control de gasto como las subastas de medicamentos que nos perjudican a los farmacéuticos comunitarios, pero también a los pacientes", asegura y se despide: "El sector vive tiempos inciertos".
