Buena cara ante las inclemencias del invierno

El invierno es una de las estaciones que más afectan a nuestra piel. Los cambios bruscos de temperatura, el viento y el frío hacen especialmente necesario que adaptemos los cuidados y la rutina cosmética.

13/01/2020

Después de la exposición solar veraniega, que generalmente deja nuestra piel dañada y castigada, y de someter al organismo a altas temperaturas, la época invernal puede ser un buen momento para dedicarnos al cuidado y a la recuperación de la piel tras los excesos del verano. Es importante tener en ...

Después de la exposición solar veraniega, que generalmente deja nuestra piel dañada y castigada, y de someter al organismo a altas temperaturas, la época invernal puede ser un buen momento para dedicarnos al cuidado y a la recuperación de la piel tras los excesos del verano. Es importante tener en cuenta que no sólo el frío afecta a la epidermis, sino también el efecto de las calefacciones.

El frío puede aumentar la pérdida transepidérmica de agua, y de este modo aumentar la deshidratación de la piel, lo que provoca también envejecimiento. Otro aspecto a tener en cuenta cuando llega la estación invernal, además de cuidar nuestra hidratación, es la recomendación de seguir utilizando fotoprotectores, ya que los daños de las radiaciones solares no dejan de perjudicar a nuestra piel, aunque no resulten tan evidentes.

Zonas delicadas

Del mismo modo que nos protegemos del frío utilizando ropa de abrigo adecuada, la piel de nuestro rostro sufre los efectos de las bajas temperaturas, por lo que debemos protegerla. En invierno, el frío provoca alteraciones en la barrera hidrolipídica de la piel, por lo cual se produce deshidratación cutánea. Las cremas hidratantes actúan sobre nuestra piel creando un efecto barrera que impide la pérdida de hidratación. Por eso durante la estación invernal es recomendable aplicar cremas hidratantes que tengan una composición más rica que el resto del año, para aumentar la protección y proteger nuestro rostro de agentes irritantes externos. Dentro de la cara merecen especial atención los labios, una zona muy delicada que sufre de manera más intensa los efectos del frío. En invierno, es muy fácil que los labios se resequen, se agrieten e incluso lleguen a formarse pequeñas heridas. Por eso es muy importante tenerlos bien hidratados, siendo recomendable aplicar algún bálsamo labial con acción protectora. Tampoco debemos olvidarnos de protegerlos de la radiación ultravioleta.

El frío, el viento y los cambios bruscos de temperatura dejan la piel del rostro debilitada frente a los agentes externos. Esto provoca la pérdida de agua y la deshidratación, que puede traducirse en esa sensación de tirantez, e incluso en el caso de las pieles más delicadas la aparición de rojeces y eccemas en determinadas rosas zonas del rostro. Por otro lado, la falta de vitaminas y de agua que sufre nuestro rostro a causa del frío provoca falta de luminosidad, y un efecto apagado que suele caracterizar a la piel en invierno.

Rutinas de cuidado

En todas las épocas del año es necesario establecer y cumplir unas rutinas de cuidado para nuestro rostro, una zona especialmente sensible porque siempre se encuentra expuesta a todo tipo de agentes atmosféricos, por lo tanto es más propensa al envejecimiento. Siempre hablamos de la importancia de proteger nuestra piel de las radiaciones solares en todas las épocas del año, pero además en invierno el frío y el viento son dos agentes agresores que es importante tener en cuenta. En primer lugar, debemos prestar atención a la hidratación, y hacerlo en profundidad, y para ello no debemos olvidarnos de beber agua, la principal fuente de hidratación. Quizás sea más difícil acordarse de beber nuestros dos litros de agua diarios debido a que no experimentamos esa sensación de calor, pero podemos sustituirla por infusiones que nos ayudan a calentar el cuerpo, además de hidratarnos. Por otro lado, de manera externa, resulta fundamental utilizar algún tipo de crema, bálsamo o loción que se adapte a las características de nuestra piel y además nos aporte un extra de protección frente a las inclemencias del tiempo.

La limpieza es otro aspecto que no debemos olvidar, aunque quizás nos parezca menos necesaria que en verano, cuando el calor y el sudor nos provocan incomodidad, provocando un mayor deseo de refrescarnos. Aunque el problema más habitual con la llegada del invierno es la sequedad y la deshidratación provocada por el frío, hay quien también sufre la aparición de acné en esta época del año, derivada de la lluvia o la nieve. Esto es habitual en zonas de mucha humedad, en las que la lluvia está presente día tras día. Para quienes sufran la aparición de granitos en el rostro, lo más importante es establecer una rutina de cuidado facial y de limpieza rigurosa. Eso sí, así como en verano hay que utilizar limpiadores más secos que acaben con el sebo provocado por el sudor, ahora debemos tener cuidado y dar con productos suaves que mimen la piel, ya que si no podemos debilitarla.

Finalmente, puede ser un truco muy efectivo para mantener el buen estado de nuestra piel en invierno realizar un aporte extra de vitamina C. Siempre nos han recomendado la ingesta de alimentos ricos esta vitamina, tales como la naranja, las mandarinas, el limón y el resto de cítricos, cuando llega el invierno. Generalmente, los expertos la recomiendan para evitar resfriados y proteger al organismo frente al frío y los agentes ambientales. Pero no debemos olvidar que la vitamina C es uno de los mayores antioxidantes y, por tanto, una gran aliada contra el envejecimiento. Además, ayuda a la piel a producir colágeno y a absorber el resto de nutrientes, por lo que en esta época del año su ingesta podría ser de gran ayuda para tener una piel sana. Además, está presente en muchos alimentos de temporada, no solo en los cítricos como la naranja o el limón sino también en los kiwis o el brócoli.

Para leer el artículo completo, haz clic en el PDF adjunto

Autor: IM Farmacias
Nuestros Podcasts