La vitamina D, clave para la salud ósea

Desde la formación del esqueleto del feto durante la gestación, pasando por la infancia y la juventud hasta los 50 años, cuando se acrecienta el riesgo de desarrollar osteoporosis, el papel de esta hormona es indiscutible.

13/01/2020

La vitamina D y la salud ósea están íntimamente relacionadas, siendo una pareja de baile tan importante como otras más conocidas: el yodo y el tiroides o la glucosa y la insulina. La pareja conformada por la vitamina D y el sistema óseo es fundamental a cualquier edad. La vitamina ...

La vitamina D y la salud ósea están íntimamente relacionadas, siendo una pareja de baile tan importante como otras más conocidas: el yodo y el tiroides o la glucosa y la insulina. La pareja conformada por la vitamina D y el sistema óseo es fundamental a cualquier edad. La vitamina D está implicada en la salud ósea desde la formación del esqueleto del feto durante la gestación, pasando por la infancia y la juventud, cuando se desarrolla el pico de masa ósea, hasta los 50 años, momento en el que, según los especialistas, suele comenzar el verdadero riesgo de desarrollar osteoporosis, debido a que desciende la capacidad de formación de vitamina D por el organismo de manera fisiológica.

Esta relación estable en el tiempo se fundamenta en que la denominada hormona D, tal y como apuntan los expertos, juega un papel muy relevante en la salud ósea ya que, entre otras acciones, interviene en la absorción de calcio en el intestino. En este sentido, el déficit de vitamina D aumenta el riesgo de sufrir osteoporosis, puesto que se produce una disminución en la absorción de calcio intestinal que se puede ver compensada por la liberación de calcio del hueso.

Los especialistas no conciben hablar de salud ósea (entendiendo como tal conseguir un adecuado pico de masa ósea, una correcta mineralización del esqueleto y una adecuada resistencia de los huesos) sin la presencia constante de cantidades adecuadas de vitamina D.

"Son muchas las formas en las que el déficit de vitamina D afecta a la salud de nuestros huesos. Dependiendo del momento de la vida en que se extienda ese déficit podemos hablar de distintos problemas. En la infancia, podría darse el raquitismo, una enfermedad terrible que grava el crecimiento infantil y que todavía existe en algunos países del mundo donde la nutrición no es adecuada. En la edad adulta, si el déficit se cronifica y no se atiende, podremos llegar a la osteomalacia por déficit de una adecuada mineralización primaria y secundaria en los huesos. Avanzando en el tiempo, puede conducir a la osteoporosis como respuesta al daño crónico sobre el metabolismo mineral. En este contexto, las complicaciones asociadas a esta enfermedad, como son las fracturas de bajo impacto, son lo que limita realmente la calidad de vida", determina el Dr. José Luis Neyro, especialista en Ginecología y Obstetricia.

Evitar el daño óseo, un trabajo a largo plazo en la vida de una persona

A lo largo de la vida, nos vemos expuestos a condiciones externas que pueden afectar al desarrollo de nuestro esqueleto y a nuestros niveles de vitamina D, como pueden ser el sedentarismo prolongado, la ingesta de bebidas carbonatadas en exceso, el consumo de café, alcohol o tabaco, así como el trabajo prolongado sin exposición a la luz solar.

El Dr. Neyro señala que "los niveles de vitamina D deben mantenerse, incluso antes de nacer. Tanto la fase pre-concepcional como la gestación son momentos vitales en los que tener buenos niveles de vitamina D cobran una gran relevancia".

Ya en la infancia, los facultativos recomiendan realizar una evaluación integral centrada en las necesidades de los niños, incluyendo la anamnesis alimentaria y poniendo especial atención a los casos de prematuros, trastornos de la conducta alimentaria, baja talla, desnutrición o sospecha de enfermedad ósea metabólica o raquitismo. En estos casos, la suplementación con 400 UI diaria de vitamina D podría ser considerada en lactantes, según estos especialistas.

A medida que nos hacemos mayores, se hace importante chequear los niveles durante la menopausia y en los mayores de 65 años, donde se concentran las poblaciones de mayor riesgo de insuficiencia o déficit. Además, existen otros grupos de riesgo como pacientes con síndromes de mala absorción, los afectos de cirugía bariátrica, las personas obesas, los que reciben tratamientos por enfermedades autoinmunes o aquellos que siguen tratamientos con corticoides o inhibidores de aromatasa. En estas poblaciones, los expertos recomiendan dosis de entre 400 a 4000 UI/día.

"Una población especialmente susceptible y crecientemente numerosa es la de adultos mayores institucionalizados, frágiles o con sarcopenia. Para este grupo, los expertos recomendamos una suplementación de 4000 UI/día, cantidad que ha demostrado en diversos estudios su valor en la conservación de la masa ósea, en el beneficio sobre la osteoporosis e, incluso, en la reducción del riesgo de fracturas", explica el Dr. Neyro.

Autor: IM Farmacias
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