Nos desplazamos hasta La Caridad, un municipio a 100 km de Oviedo para conocer a esta asturiana, farmacéutica de vocación. Alicia Martínez siguió los pasos de su padre Joaquín, también farmacéutico comunitario ¡quién mejor que él para enseñarle la profesión! "Siempre tuve claro que quería estudiar farmacia. Cuando acabé la ...
Nos desplazamos hasta La Caridad, un municipio a 100 km de Oviedo para conocer a esta asturiana, farmacéutica de vocación. Alicia Martínez siguió los pasos de su padre Joaquín, también farmacéutico comunitario ¡quién mejor que él para enseñarle la profesión! "Siempre tuve claro que quería estudiar farmacia. Cuando acabé la carrera y tuve mi primer contrato en la farmacia de Teresa Eyaralar, farmacéutica comunitaria en Carbayin Alto, supe que lo mío era la farmacia comunitaria".
Y así ha sido desde hace 6 años. "Lo que más me satisface de nuestro trabajo es que somos el profesional sanitario más accesible para el paciente y, por tanto, aquel con el que tiene más confianza para plantear dudas relacionadas con su enfermedad, tratamientos, y a veces incluso con cuestiones ajenas al ámbito sanitario". Eso es, el primer agente al que acude el paciente y el más accesible, de ahí que la labor farmacéutica sea esencial.
Aún más en la farmacia rural que atiende a los vecinos del pueblo. "Nuestros pacientes suelen ser personas mayores con un tratamiento crónico, generalmente bien controlado, aunque cada vez vienen más personas jóvenes responsables de sus hijos". El modelo de farmacia se ha ido adaptando a los nuevos tiempos: "En los últimos 20 años ha pasado de ser una farmacia fundamentalmente dispensadora a ser una farmacia dinámica de servicios profesionales farmacéuticos asistenciales, comprometida con el cuidado integral y centrada en el paciente".
Pero hay algo que no ha cambiado: su razón de ser sigue siendo el medicamento. "En una botica como la nuestra, lo que más se vende son fármacos. Creo que es así precisamente porque somos un centro sanitario y, como tal, aunque existan otros productos que puedan mejorar la calidad de vida y la salud de los usuarios y que también pueden ser recomendados por el farmacéutico, el medicamento es nuestro valor y dedicación principal".
Lo mismo ocurre con los SPFAs, que muchas veces están centrados precisamente en el uso correcto de los medicamentos por parte de los pacientes. "Los servicios profesionales están al alza, dentro de los cuales se encuentran los SPDs, la medida ambulatoria de la presión arterial (MAPA), el asesoramiento en dermofarmacia, el servicio de cesación tabáquica, etc. Y, desde luego, son el futuro de la farmacia". Así es, no sólo porque contribuyen a la sostenibilidad de la farmacia, sino porque además suponen un ahorro significativo para el sistema nacional de salud. Y si es así ¿se han orientado correctamente los recortes? Alicia considera que nunca debían haberse dirigido al ámbito sanitario en general y al sector farmacéutico en particular.
Medidas como la bajada de los precios de los medicamentos afectan considerablemente a farmacias con viabilidad económica reducida, "más aún si tenemos en cuenta que son fundamentales para nuestro modelo farmacéutico y que aseguran el acceso a los fármacos en las áreas más remotas y despobladas".
No obstante, Alicia es optimista de cara al futuro. "Veo una farmacia orientada en el desarrollo de los servicios profesionales que actúen como estrategia en la promoción de la salud y en la prevención de enfermedades crónicas de una población con un esperanza y calidad de vida cada vez mayor".