Siempre le ha atraído el mundo de la medicina. Curiosa e inquieta, Milagros sabía desde el primer momento lo que quería hacer. La botica, la de su madre, siempre le llamó la atención, y en 1991 se matriculó en la facultad de farmacia de Granada. Desde entonces ha pasado mucho ...
Siempre le ha atraído el mundo de la medicina. Curiosa e inquieta, Milagros sabía desde el primer momento lo que quería hacer. La botica, la de su madre, siempre le llamó la atención, y en 1991 se matriculó en la facultad de farmacia de Granada. Desde entonces ha pasado mucho tiempo, pero su dedicación sigue intacta. "Me entrego a mis pacientes como si fuera el primer día. Les doy una atención profesional y personalizada, ellos lo agradecen mucho".
Su farmacia está ubicada en el barrio Ciudad Jardín, en la capital cordobesa, el mismo sitio donde su madre atendía a los vecinos ya desde los años 70. "La farmacia en esencia no ha cambiado, pero ha evolucionado sobre todo en tecnología, ordenadores, programas de gestión, plataformas de trabajo, receta XXI, etc., siempre adaptándose a los nuevos tiempos".
Así es, y Milagros lo sabe bien, su clientela sigue siendo la misma, la de toda la vida: "Trabajadores, vecinos que se conocen desde pequeños y acostumbrados a sus comercios de siempre, personas eles como ellos solos". Por tanto, clientela fiel y conocida, en su mayoría pensionista y polimedicados, por lo que el medicamento representa un alto porcentaje de las ventas. "Trabajamos implicados en la salud de nuestros clientes, y eso lo hemos conseguido formando un equipo de tres farmacéuticas y un técnico que persiguen lo mismo que yo, y con el mismo entusiasmo".
Un gran equipo preparado e implicado en los nuevos cambios. "Nos volcamos en algo más que una simple dispensación, ofreciéndoles todo lo que está en nuestras manos para que se vayan con las ideas claras de cómo, durante cuánto tiempo y para qué se llevan cada medicamento prescrito". Y ¿cómo se hace eso? "Usamos pegatinas que jamos en las cajas de los medicamentos donde ponemos posología, modo de empleo y enfermedad o problema de salud para el que se destina, entregamos folletos, ya sean del uso del medicamento, de información sobre enfermedad o cualquier cosa que sea un valor añadido a la dispensación".
En definitiva, protocolizar las actuaciones, consensuar dichos protocolos y ponerlos en práctica llevando un registro de lo que se hace. Esto, al final, genera un gasto añadido que explica que los servicios profesionales deban estar remunerados, "al igual que ocurre en cualquier otra profesión; lo que no se paga, no se valora".
También implica adquirir una preparación especializada. "La formación es uno de los pilares de la nueva Junta de Gobierno del COF de Córdoba, de la cual formo parte", señala Milagros, y añade: "Pensamos que es esencial en nuestra profesión y, de hecho, representa la gran apuesta de futuro". Por tanto, la sostenibilidad del modelo no está tanto en bajar precios, sino en revertir el gasto de fármacos en campañas de prevención de enfermedades y ofreciendo información a la población de cómo mantener una buena salud con hábitos saludables.
Por último, Milagros apunta otro rasgo fundamental para que el sistema funcione, y funcione más y mejor: la unidad. "Creo firmemente en la unidad de todos los que formamos parte del sistema sanitario. Juntos podemos hacer una sanidad de calidad". Reivindicar el papel de los farmacéuticos como el primer punto de contacto con el paciente es uno de los grandes retos. "Apuesto por una farmacia de calidad, formada y participativa en todos los temas de salud".
