¿Qué estoy pensando? La carta de Ana Oliver, vicepresidenta de Adefarma y Hefame

¿No ven, no intuyen que viene mucha gente enferma cada día a nosotros? Unos con síntomas, otros con miedo, otros recién salidos del hospital y otros a los que les mandamos ir inmediatamente, otros que vienen para ver una cara amiga e insistimos que se queden en casa.

21/04/2020

Abro Facebook y me pregunta: ¿Qué estoy pensando? No sé qué pienso, sé qué siento. Siento tristeza por tanta gente que ha muerto sola. Siento dolor por tantos familiares y amigos que no se han podido despedir. Siento angustia por aquellos que se debaten entre la vida y la muerte. Siento miedo ...

Abro Facebook y me pregunta: ¿Qué estoy pensando?

No sé qué pienso, sé qué siento.

Siento tristeza por tanta gente que ha muerto sola. Siento dolor por tantos familiares y amigos que no se han podido despedir. Siento angustia por aquellos que se debaten entre la vida y la muerte. Siento miedo por toda aquella gente que quiero. Siento pena por no llegar a todo el que me pueda necesitar en la farmacia.

Miro mi día a día, y sólo oigo quejas. Unos porque no pueden salir y otros porque no podemos entrar.

Me duele ver a tanta gente dejándose la piel y que no sea reconocida.

Camioneros, fruteros, bedeles, camilleros, trabajadores sociales, barrenderos, conductores de autobuses, carniceros, policías, guardias civiles, veterinarios, agricultores, dentistas, voluntarios, y muchos, muchos más. Gente que se deja la piel para que el mundo sea un poco mejor. Nuestro mundo, el que nos ha tocado vivir, el del Coronavirus, el de los guantes y mascarillas,...

Y no digo esto porque sí. Lo digo porque hay un grupo al que pertenezco, que también existe: el de las farmacias. Sí, tenemos un negocio. No lo niego. Pero, hacemos mucho más que vender. Dispensamos, cuidamos, amamos, llegamos donde otros no llegan.

No me quiero comparar con otros sanitarios. Todos hacen un papel excepcional y deben ser reconocidos como tal. Pero, ¿y el nuestro? ¿Es menos médico un médico de la privada que uno de la pública? Nunca me lo he planteado. ¿Tiene menos vocación una enfermera de la privada que una de la pública? Carece de sentido este pensamiento.

Entonces, ¿por qué somos menos sanitarios los farmacéuticos? ¿Por qué se cuestiona nuestra vocación? Será porque cobramos. Pero, ¿no cobra o debería hacerlo todo el mundo a final de mes? ¿No reciben su nómina, bien merecida, después de un mes de trabajo?

Quisiera que alguien me explicase por qué las Administraciones no ven lo que yo veo. El dolor de la gente, su sufrimiento, su pequeño consuelo al vernos en la farmacia, hablarles por teléfono o acercarles la medicación.

No quiero que se me considere más que lo que soy. Soy lo que quiero ser, farmacéutica. ¿No ven, no intuyen que viene mucha gente enferma cada día a nosotros?

Unos con síntomas, otros con miedo, otros recién salidos del hospital y a los que les mandamos ir inmediatamente, algunos que vienen para ver una cara amiga y tenemos que insistirles en que se queden en casa. Gente con dolencias, soledad, Coronavirus, miedo, diabetes, alergia... todo se junta y a todos tratamos con el mismo cariño y sensibilidad.

Pero, les guste o no... nos guste o no..., estamos en primera línea y ahí seguiremos. Hemos visto caer enfermos a compañeros, cerrar farmacias y lo que es peor, hasta morir algunos de ellos y ha sido, no por dinero, sino sencillamente, por vocación.

Desde aquí, mi agradecimiento a los pacientes, que ven en nosotros lo que otros no ven; a los laboratorios, que siguen fabricado salud; a las distribuidoras, que hacen lo imposible para que nos llegue la medicación y todo lo que está a su alcance para dar el mejor servicio a la población; y a todo el personal de las farmacias, que no miran su salud ni su vida, sino la del paciente que tienen delante.

Autor: IM Farmacias
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