Estado: Esperando
El BOE publicó el precio máximo de venta al público de las mascarillas quirúrgicas y los geles y las soluciones hidroalcohólicas el pasado jueves. Hemos hablado con varios farmacéuticos para conocer su opinión acerca de esta medida y sus consecuencias. Guillermo Martín Melgar, autor de Farmacia Enfurecida, señala que "fijar ...
El BOE publicó el precio máximo de venta al público de las mascarillas quirúrgicas y los geles y las soluciones hidroalcohólicas el pasado jueves. Hemos hablado con varios farmacéuticos para conocer su opinión acerca de esta medida y sus consecuencias. Guillermo Martín Melgar, autor de Farmacia Enfurecida, señala que "fijar el precio de las mascarillas tiene la ventaja de que se acaba con la ´especulación´, pero tiene desventajas como que el stock de las farmacias se devalúa y entramos en pérdidas". Además, recuerda que las farmacias están cancelando pedidos de las FFP2 y FFP3 por miedo a comprarlas y que luego tengan que venderlas por debajo del precio de coste. Es decir, lo que se consigue es que las farmacias dejen de comprar mascarillas por miedo a sucesivas bajadas de precio.
Antonio Aguado se muestra contrario, "como farmacéutico, como consumidor y como ciudadano de un país en el que se supone que tiene que tener un mercado libre", a esta medida. Considera que puede provocar intervencionismo, mercado negro e incremento de precios. "Si el Gobierno quisiera controlar los precios, tendría que inundar el mercado de unidades. El ejemplo está en los medicamentos que están desabastecidos, porque su precio es bajo y los laboratorios apuestan por ir a otros mercados", argumenta. Él, para tener stock de mascarillas y otro material sanitario, tuvo que buscar en "los canales no convencionales".
"Los mayoristas y laboratorios no nos podían abastecer", dice. Encontró un intermediario que le traía los productos de China. Si bien, el fabricante puso un precio mayor al habitual. "Yo he tenido las mascarillas al precio que marcaba el mercado. Los farmacéuticos las hemos ido consiguiendo parar cubrir las necesidades de nuestros clientes, aplicando poco margen. No hay que intervenir el precio en el eslabón final. Primero hay que garantizar el suministro. Hay garantizar la cadena desde el primer eslabón", insiste. Añade que otra cosa es que el Gobierno le garantice un producto a un precio. Se ha encontrado con un stock en su farmacia que ahora lo tiene que vender "a la mitad o menos de la mitad" de lo que le ha costado. "Ante eso, no me la juego", avisa. Al día siguiente de publicarse el precio máximo en el BOE, un solo cliente se llevó 40 mascarillas quirúrgicas. En Valencia y Barcelona, se están retirando con la tarjeta sanitaria. "El primer día se bloqueó el sistema allí y, por tanto, bloqueabas el sistema de receta electrónica, haciendo que la gente no pudiera llevarse sus medicamentos", aclara Aguado, cuya farmacia se ubica en Madrid.
Por otro lado, opina que el precio de los geles hidroalcohólicos ya se estaba regulando. "Los distribuidores ya lo vendían más barato. La última partida que he comprado de geles era a 1,90. No llegas al margen establecido. Y dentro de los geles hidroalcohólicos hay muchas variedades. La gente va a vender el peor gel hidroalcohólico para llegar a ese precio. Nos están obligando a trabajar la peor calidad", critica. Advierte de que también se venden en otros canales como son las gasolineras, pero sin precio máximo marcado. Su conclusión es que esto lleva consigo el desabastecimiento y el colapso inicial del mercado.
"Todos los días, estamos soportando la ira de la gente. Yo he llegado a pagar 6,80 euros por una mascarilla que he vendido a 7 euros. Y no hay guantes. Los de látex pesan y ocupan más. El coste por traerlos es más alto. He encontrado tallas pequeñas. Me los han llegado a bloquear en la aduana, incluso he recibido algunos paquetes abiertos, faltando cajas de guantes", relata. Se queja de que el IVA para estos materiales "lo han bajado sólo para hospitales y clínicas". Para las farmacias, no. Asevera que están pagando un 26% de impuestos por el IVA y el recargo de equivalencia.
Por su parte, Ignacio Romeo expresa que lo de las mascarillas ha sido "un despropósito" desde que empezó esta crisis. "A las indefiniciones del Gobierno se añadió la imposibilidad material de conseguir mascarillas de ningún tipo hasta mediados de abril. Esto ha provocado que las farmacias se hayan lanzado a buscarlas a proveedores diversos, con el consiguiente aumento especulativo del precio", indica. Le parece bien que se regulen los precios, pero, eso sí, "que se haga desde el origen y respetando el stock acumulado en las farmacias". Personalmente, no le ha afectado, pero entiende que a muchos compañeros sí.
"Hemos pasado semanas donde el precio no importaba. Los clientes querían medidas de protección, geles, guantes y mascarillas principalmente, a cualquier precio. Ahora están más calmados. En mi caso, nadie me ha protestado por nada. Espero que con los geles siga igual", manifiesta. Expone que "la distribución, por fin, después de dos meses sin abastecernos de mascarillas, ni geles ni guantes, por fin lo está haciendo con regularidad". Subraya que "falta por normalizar la distribución de guantes, alcohol, pulsioxímetros, termómetros en general y, sobre todo, aquellos que miden la temperatura sin tocar al paciente".
Por Romeo, "qué intervengan lo que quieran, pero asegurando antes el suministro a todos". A su parecer, "gestionar esta crisis no es fácil para nadie, ni para los que están ni para los que podrían estar". Cree que "se está improvisando mucho y, en lo que respecta al colectivo farmacéutico de Oficina de Farmacia, se está aprovechando muy poco".
Guillermo Estrada cuenta que hay un espectro muy variado de situaciones con los clientes en la farmacia. "Algunos están agradecidos por que su farmacia tenga mascarillas, ya que son difíciles de encontrar. Otros están indignados por esta misma dificultad y con el ´inevitable´ encarecimiento del producto. Algunos se muestran totalmente indiferentes. Puedo entender el punto de vista de cada uno de ellos, tanto para el paciente como para la farmacia está siendo como nadar en medio de una tormenta salvaje", reconoce. Destaca que las farmacias que adquirieron mascarillas quirúrgicas durante las peores semanas van en estos momentos a pérdidas. Los precios se dispararon y, "aunque la inmensa mayoría de farmacias no repercutió su margen habitual sobre el aumento del coste y no se dedicó a especular", aquellos precios de compra son superiores al PVP estipulado para las mascarillas quirúrgicas en estos momentos.
¿Provocará desabastecimiento? Responde que "ése es el gran miedo en este tema ahora mismo, el desabastecimiento de mascarillas puede volver a poner la inseguridad y el confinamiento sobre la mesa, lo que sería devastador para el país". Desea que la demanda de mascarillas se regularice y que se pueda mantener un suministro estable a un precio razonable para la población. Analiza que, si se hubieran intervenido los precios antes de esta situación, no sólo a nivel nacional sino europeo, "es posible que no hubiésemos tenido estos problemas".
"Hay que entender que la demanda de mascarillas es mundial y que los proveedores, en su mayoría asiáticos, sólo atienden al precio de venta. Tengo compañeros que se dedican a la importación desde hace más de 15 años y nunca habían visto cosas tales como que una producción de cinco millones de mascarillas cambie de un comprador firmado a otro porque el segundo ha ofrecido dos céntimos más por unidad. El problema es muy complejo y cualquier especulación que hagamos con cómo hubiera sido una posible solución será solo eso, especular", reflexiona. En su opinión, deberíamos haber intervenido los precios de todos los productos relacionados con la protección antes de decretar el estado de alarma o, al menos, al mismo tiempo. Igualmente, haber rebajado o eliminado su IVA y que las farmacias hubieran servido como red de distribución para que los pacientes hubieran tenido acceso a material de protección financiado.
Para José Antonio López Arias, fijar el precio de la mascarilla quirúrgica a 96 céntimos es un "poco absurdo". "No queremos andar con monedas y podrían haberlas puesto a un euro", refuta. Hace hincapié en que "esto es una cuestión puramente de percepción". "El que haya una regulación de precios, tiene sus pros y sus contras, si bien, en un momento como el actual, puede provocar que los operadores que comercializan estos productos los lleven a otros países donde se los paguen mejor. Si lo que se busca es que el usuario no pague tanto, lo primero que habría que haber hecho es eliminar el IVA al consumidor, ya que tiene un 21%. El precio lo marca el mercado, en un compromiso entre la oferta y la demanda. A efectos del mostrador, es perfecto, no hay conflicto", formula. Remarca que, en el caso de los geles, han hecho lo mismo pero peor, porque "son precios que no dan casi margen comercial". Enjuicia que la orden ministerial por la que se ha fijado su precio es engorrosa y no afecta a la mayoría de los geles en el mercado. "La televisión lo ha puesto como si todo fuese así, y en la farmacia nos encontramos con que el cliente exige ese precio político", menciona. Piensa que todo se estaba regulando solo, en cuanto el abastecimiento del mercado se regularizó.
¿Qué situaciones estáis viviendo con los clientes? Contesta que "conflicto, y, sobre todo, parece que el precio alto era cosa de la farmacia". "No es así, era del proveedor, que había encarecido el producto por oportunidad y también por la escalada de precio de las materias primas", matiza. Con los stocks, medita que es posible que ya ningún fabricante ni distribuidor se planteen vender sin respetar los márgenes comerciales con los precios establecidos. En mascarillas, de acuerdo con sus palabras, puede que se provoque desabastecimiento. "En geles, no, puesto que hay mucha oferta ya en el mercado. El problema ahora está en los guantes, no hay y lo que llega es a precios muy elevados".
Ante la cuestión de cómo lo deberían haber hecho, rebate que "habiendo suministrado con los operadores importantes el mercado". "Nadie tiene interés en encarecer los productos, lo que ha ocurrido es una consecuencia de las medidas que el estado de alarma ha tomado en contra de los operadores del mercado. Eso es lo que ha encarecido el precio. Si se hubiesen aliado con las empresas que llevan años y años trabajando el material sanitario, todo habría salido bien", medita. Sostiene que intervenciones, medios de comunicación diciendo que han requisado y riesgos en las aduanas, entre otras cosas, sólo conducen al desabastecimiento y a la especulación. Sobre las mascarillas FFP2, comenta que poner un límite de precio adecuado "no es malo, lo que hay es que saber es lo que se hace. Y desde luego, eliminar el IVA al consumidor".
Por último, Blanca Llácer juzga que "la intervención de precios de determinados artículos por parte del Gobierno central es otro de los continuos errores que se están cometiendo en la gestión de esta crisis a nivel nacional". Describe que el desabastecimiento de las mascarillas quirúrgicas, cuyo precio se fijó en 96 céntimos la unidad y entró en vigor el pasado jueves 23 de abril, no se ha hecho esperar: "Al día siguiente, el viernes 24, una de las grandes distribuidoras de este país nos informaba por SMS a las farmacias de la Comunidad Valenciana que estaban agotadas las mascarillas quirúrgicas donadas por la Generalitat Valenciana a los mayores de 65 años y pacientes de riesgo. No era difícil de imaginar la situación a la que nos iban a abocar con esta decisión, y los fabricantes que tenían grandes partidas de mascarillas cuyo destino era España ya las están desviando lógicamente a países vecinos, como Portugal o Francia, donde las farmacias les van a pagar más por mascarilla de lo que el Gobierno con la fijación de precios nos permite aquí a los farmacéuticos".
El día a día de la Oficina de Farmacia española es "cada vez más duro, y no por la propia pandemia en sí, la cual los farmacéuticos han sabido afrontar con matrícula de honor como profesionales sanitarios que son en primera línea de fuego, gracias a sus esfuerzos y sus recursos propios poniendo en juego su propia vida y la de sus equipos, sino porque esta toma de decisiones por parte del Gobierno, de un día para otro y con una mala comunicación a la ciudadanía, deja a los farmacéuticos totalmente indefensos tanto en la propia gestión de sus farmacias para dar servicio a la población, como ante la opinión pública".
En el mismo BOE del jueves 23 de abril en el que se fijan los precios de las mascarillas quirúrgicas a 96 céntimos, se fijan también los precios de los geles y soluciones hidroalcohólicas, pero sólo los de nueve fabricantes autorizados por la AEMPS para el suministro de hospitales, centros sanitarios o centrales de compras que suministren al Sistema Nacional de Salud, no del resto de fabricantes nacionales de geles hidroalcohólicos como producto cosmético. Lamenta que, en ningún momento, la noticia transmitida a los ciudadanos fue ésa, ni en las mismas redes sociales del Ministerio de Sanidad, por lo que "el desconcierto y el malestar de los pacientes al llegar a la farmacia, obviamente, era manifiesto". Incide en que, "gracias a que el farmacéutico sigue siendo el profesional sanitario más accesible y de confianza para un gran porcentaje de la población, tras dar las explicaciones pertinentes a cada persona que ha llegado a la farmacia", han podido aclarar la situación y han seguido haciendo frente, con el mejor consejo farmacéutico, a "este momento tan desesperante y angustioso en el que acuden los pacientes a la farmacia".
Bajo su asombro, "y el de todos mis compañeros", los impuestos de este tipo de productos, citados en el propio BOE como productos de uso recomendados como medidas higiénicas para la prevención de contagios por el Covid-19, "fiscalmente siguen gravando a día de hoy con el tipo impositivo de los artículos de considerados ´de lujo´´ y no de primera necesidad como los medicamentos". Si el propio Gobierno considera vital el uso estos productos para el control de la pandemia los impuestos recaudados, "deberían pasar del 21% que les grava actualmente al 4% como los artículos esenciales que apuntan que son".
Según Llácer, si intervienen otros productos en este sentido, "lo único que van a conseguir es un desabastecimiento generalizado de todos ellos, con el consiguiente aumento de la angustia y miedo por parte de toda la población". Determina que "no debemos olvidar que, cuando los pacientes los adquieren, aumenta su sensación de protección, por lo que, si no los encuentran en los canales legales y oficiales que lo han hecho hasta ahora, como las Oficinas de Farmacia, se abrirán otras vías de distribución en las que si se paguen los precios que están pagando en los países vecinos".