El SNS está "muy politizado" en la crisis del Covid-19, según López Casasnovas

El catedrático de la Pompeu Fabra Guillem López Casasnovas publica un estudio mediante el que compara la eficacia de los diferentes modelos sanitarios, los sistemas nacionales de salud y aseguramiento para abordar la emergencia sanitaria.

21/05/2020

¿Cómo está siendo la gestión de los sistemas sanitarios en la crisis del coronavirus? ¿Son los de titularidad pública los más eficientes para el abordaje de la emergencia sanitaria? Esta y otras cuestiones las desgrana el economista Guillem López Casasnovas en un estudio recién publicado, ´Comparativa de los sistemas de ...

¿Cómo está siendo la gestión de los sistemas sanitarios en la crisis del coronavirus? ¿Son los de titularidad pública los más eficientes para el abordaje de la emergencia sanitaria? Esta y otras cuestiones las desgrana el economista Guillem López Casasnovas en un estudio recién publicado, ´Comparativa de los sistemas de salud. Recursos, funcionamiento y valoración ante el test de estrés provocado por Covid-19´. Como indica el informe, la realidad de los sistemas sanitarios al enfrentarse a la pandemia es muy compleja y relativa según se compare entre los distintos países. Por ejemplo, la gestión de la pandemia del sistema estadounidense ha sido desastrosa, poniendo así en valor los sistemas públicos.

Cabe destacar que el modelo del país liderado por Donald Trump es bastante particular, basándose en la regulación (SR), es decir, que transfiere responsabilidades a terceros y solo mantienen, subsidiariamente, redes de seguridad públicas colectivos en riesgo de exclusión como ancianos y personas con bajos recursos. Por el contrario, en la mayoría de los países occidentales se opta por la intervención pública, ya sea mediante la creación de Servicios Nacionales de Salud (SNS), adoptados en Reino Unido, países nórdicos y buena parte de los mediterráneos (entre ellos, España), o a través de los Sistemas de Aseguramiento Sanitario Social, localizados en Austria, Holanda, Alemania, Francia y Bélgica.

Dos modelos públicos de diferente naturaleza

Tanto uno como otro son de titularidad pública, pero difieren entre sí en algunos puntos. Así los define el economista. "Los SNS unen en su denominación tres conceptos básicos: servicio, por considerarlos un servicio de la Administración como otros disponibles; nacional, como aspiración uniformizadora frente a la diversidad territorial; de salud (y no solo de servicios sanitarios), como pretensión de intersectorialidad para el alcance de los objetivos. Aunque en la realidad las políticas seguidas no siempre confirman esta triple naturaleza, esta forma parte de su ADN".

En el otro lado están los países con sistema de aseguramiento sanitarios social (SAS), los cuales perciben el sistema "como un engranaje ante la diversidad territorial de proveedores y colectivos; el necesario aseguramiento para gestionar las prestaciones limitadas con criterios de cobertura y selección de proveedores sanitarios (industria de servicios); y su obvio carácter social, por la exigencia de primas comunitarias (no individuales, no actuariales, no ajustadas al riesgo) y fundar su financiación en criterios de solidaridad (del no usuario en favor del paciente)".

Ahora bien, a efectos prácticos, durante la crisis del coronavirus la comparativa entre estos dos modelos europeos los primeros "no se han ratificado como superiores", tal y como señala López Casasnovas, "en contra de lo que se podría esperar dadas sus mayores capacidades administrativas y de comando único". Su test de estrés se ha salvado en el límite en países como España y Gran Bretaña por la respuesta de sus profesionales.el-sns-esta-muy-politizado-en-la-crisis-del-covid19-segun-lopez-casasnovas

El experto considera que como servicios públicos administrativos que son, "nuestros SNS han estado muy politizados desde el primer momento". A excepción, según él, del National Health Service británico. "Desde la autonomía, sus gestores hicieron caso omiso de las bravuconadas de su primer ministro, Boris Johnson, quien, emulando inicialmente al presidente Trump, se hizo merecedor de la frase de Shakespeare en El rey Lear (`Es una calamidad de estos tiempos que los dementes guíen a los ciegos´), y armaron preventivamente sus stocks y recursos asistenciales por su cuenta".

En el análisis de los casos de España e Italia las conclusiones de Guillem López Casasnovas sobre la gestión de la emergencia sanitaria son bastante menos benévolas. En su opinión, la alarma se ha filtrado "a conveniencia de los gobiernos en curso, a la vista primero del reconocimiento del problema (la valoración ideológica ha primado) y de la tardanza en las respuestas (las correcciones son más caras de aceptar)". También acusa a los gestores políticos de "ignorancia y falta de credibilidad competencial", es decir, partidismo de los expertos. "Además, ha complicado la situación algún debate entre clínicos y epidemiólogos con ciertas dosis corporativas".

Para él, cuando la respuesta que se tenía que dar ya fue evidente, "el funcionamiento de nuestros SNS con descentralización territorial más que funcional entre áreas asistenciales se estresó al límite, forzó una coordinación muy compleja, resuelta en su acepción vertical, jerárquica (de `yo digo y tú haces´) contradictoria con las distintas lecturas políticas de cada gobierno autónomo". Aún así, el economista reconoce que montar una respuesta administrativa coherente entre los ministerios (salud, ejército, orden público y economía, comportó al principio una dosis de improvisación, no solo a la hora de determinar las acciones, sino también para cuantificar resultados como la mortalidad desde las áreas socionsanitarias y hospitalarias.

Aunque la pandemia ha evolucionado mucho y rápido, los datos que publica López Casasnovas recogidos en la UE dibujan un panorama bastante regulero para España los gráficos de mortalidad. A fecha de finales de abril nuestro país era el segundo del mundo con más defunciones por cada millón habitantes a causa del virus, unos 437. Solo Bélgica superaba esa cifra con 497. No obstante se hace evidente que la comparativa de las realidades de nuestro sistema en la respuesta al virus respecto de los sistemas de seguridad social no permite una criba fácil. "Primero, los datos tienen problemas de comparabilidad: registro de defunciones específicas por el virus, claridad en identificar, o a la vista de las características de la población expuesta. Tampoco sirven para juzgar la calidad de los resultados indicadores tales como los recursos financieros puestos a disposición, el acceso a los servicios o el grado de restricciones impuestas a la libertad individual con los desconfinamientos", apostilla el informe. Por lo demás, valorar el tiempo tardado en doblegar la curva requiere asegurarse de que no emerge con posterioridad una segunda ola.el-sns-esta-muy-politizado-en-la-crisis-del-covid19-segun-lopez-casasnovas

Un problema estructural

A modo de conclusión, el economista reconoce que "resulta controvertido" el juzgar la bondad de los sistemas de salud, puestos a prueba con el stress test del covid-19. "Algunos afirman que los recortes presupuestarios son los responsables de que España gaste poco en sanidad. Esto es erróneo; los recortes son coyunturales y responden a procesos normales de consolidación fiscal", sostiene. Desde su perspectiva el problema es estructural, una baja financiación del sistema sanitario, "desde la interpretación política de qué parte de la recaudación tributaria se ha de dedicar a cada una de las parcelas del gasto social, o en su falta, el compromiso de articular medidas complementarias de financiación".

Como consecuencia de todo ello se ha instalado en el sector cierta resistencia contra de la contención del gasto sanitario público, y el modo en el que los profesionales sanitarios han respondido a la pandemia avalaría dicha posición, según el informe. "Otros piensan que más allá de los recursos disponibles, la razón fundamental de nuestros déficits es la gobernanza con la que las instituciones sanitarias desarrollan su actividad: es la rigidez y no la falta de musculatura lo que dificulta adaptaciones flexibles a las diferentes coyunturas. Dicha percepción pone el foco en la diferente genética de los sistemas públicos, ya organizados como servicios nacionales de salud o como sistemas de aseguramiento social sanitario".

Por otra parte, concluye López Casasnovas, "las cifras de gasto como indicadores de buen o mal funcionamiento ofrecen a menudo falsas pistas que no permiten resolver por esta vía las bondades relativas a través de simples indicadores cuantitativos".

Autor: IM Farmacias
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