Estado: Esperando
Nacido en 1990, Guillermo Martín Melgar, explica que lo de `Farmacia Enfurecida´ surgió cuando estudiaba en la facultad. "Estábamos con un cambio del Plan de Estudios y me dedicaba a contar el día a día de los estudiantes de Farmacia con un toque de humor, en plan tragicomedia", cuenta. Cuando ...
Nacido en 1990, Guillermo Martín Melgar, explica que lo de `Farmacia Enfurecida´ surgió cuando estudiaba en la facultad. "Estábamos con un cambio del Plan de Estudios y me dedicaba a contar el día a día de los estudiantes de Farmacia con un toque de humor, en plan tragicomedia", cuenta. Cuando terminó la carrera, se puso a hacer lo mismo, pero con la profesión farmacéutica.
"Lo más importante que tenemos es la información. Tenemos muchos conocimientos y es una forma de llegar al público y que la gente nos valore", afirma. De eso iba a hablar en su ponencia en Infarma 2020, denominada Tu farmacia, tu mejor influencer. La iba a enfocar a la figura del farmacéutico en redes sociales como influencer. Considera que por lo que más se les valora es por la información, que es lo más trascendental que pueden aportar, y por cómo la transmiten. A su juicio, así ha conseguido él sus seguidores, "más que por el tema de vender productos por redes sociales".
¿`Contrainfluencer´ de las celebrities?
¿Es usted un influencer de los farmacéuticos o un contrainfluencer de las celebrities? Responde que son dos caras de la misma moneda. "El problema es que esta gente se ha metido en opinar de todo. Ha de estar generando contenido continuamente porque viven de ello, y no tienen filtro a la hora de hacerlo. Acaban publicando cualquier tontería, y hay algunas que son peligrosas", reflexiona. Lamenta que haya habido gente recomendando Dercutane o Isotretinoína para el tema de los granos como si fueran un producto cosmético.
Respecto a multas ante la recomendación indebida de fármacos sujetos a prescripción, Martín Melgar dice que es más partidario de sanciones tipo cerrar las cuentas de las redes sociales de quien lo haga o bloquearlas durante un tiempo. Cree que es más rápido y menos complicado que llevar el tema legal hasta la multa. "Desde las redes sociales, deberían poner opciones para denunciar esas publicaciones y, llegado el caso, borrar o bloquear la cuenta durante un tiempo determinado", insiste. Alega que hay tantísima saturación que es imposible perseguir todos los casos para que sean sancionados económicamente.
Asevera que los farmacéuticos que están en redes sociales están haciéndolo muy bien, en líneas generales, en lo que está siendo la crisis del coronavirus. "Por ahora, estamos transmitiendo un mensaje de calma, desmontando bulos. Pero, estamos un poco desbordados, con las farmacias y las redes", subraya. Le preguntamos por los mensajes que han de lanzar con el coronavirus los influencers de la farmacia. Sostiene que han de decir que sólo se haga caso a los mensajes oficiales. "A la información oficial, que no nos dejemos llevar por el pánico y que estemos pendientes de las últimas noticias", matiza.
Recientemente, publicó el libro Esta farmacia es una cruz, junto con Maribel Carod. Es una divertidísima novela gráfica que retrata el día a día en una farmacia de barrio. "Va de una chica joven que empieza a trabajar en una farmacia y se tiene que ganar el favor de los pacientes, de los clientes, que no se fían de ella porque es muy joven. Todo eso está adornado con anécdotas", relata. Quiso hacer una radiografía de la farmacia española actual para que la gente vea cómo es el día a día de una farmacia. Todo en general, de cara al paciente. Situaciones con la receta electrónica, con los repartidores, etcétera. Ancianas que piden un jarabe que dejó de fabricarse en las guerras carlistas, señores que preguntan por "lo suyo" sin más detalles y que ni el CSI acertaría, aunque al final se trate de unas simples Juanola.
Se recoge en el libro la buena relación entre médicos y farmacéuticos. "Pero, realmente es un poco utópico. Yo creo que ahora mismo estamos bien relacionados. No hay ninguna guerra abierta contra ninguna profesión, aunque algún sindicato por ahí, algún grupo determinado, quiera que parezca que sí", admite Martín Melgar.
Con todo, concluye que los farmacéuticos están "poco valorados por la Administración" y que "deberían aumentar las competencias, dentro de lo que es una evolución hacia el carácter sanitario de la farmacia". Defiende que se debería aprovechar más el rol farmacéutico. "Hay una crisis con el coronavirus, hay 50.000 farmacéuticos y nos están relegando sólo a dispensar y dar información, que está bien, pero podemos hacer más todavía", manifiesta. Añade que los farmacéuticos podrían, por ejemplo, prescribir para patologías menores o realizar algún tipo de asesoramiento más avanzando. Anima a seguir trabajando con el paciente.
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