Viajamos hasta Terrateig, un pueblo de la provincia de Valencia limítrofe entre dos comarcas, La Safor y la Vall D´ Albaida, para conocer a Maite Vicedo. A 15 minutos de Gandía por autovía, Terrateig posee un entorno privilegiado de gran riqueza patrimonial y natural. "Desde pequeña supe que quería hacer ...
Viajamos hasta Terrateig, un pueblo de la provincia de Valencia limítrofe entre dos comarcas, La Safor y la Vall D´ Albaida, para conocer a Maite Vicedo. A 15 minutos de Gandía por autovía, Terrateig posee un entorno privilegiado de gran riqueza patrimonial y natural. "Desde pequeña supe que quería hacer una carrera científica y sanitaria. Creo que se podría decir que, sin tener ningún familiar farmacéutico, la farmacia ya me tenía en su destino. Hice las prácticas en o cina de farmacia, al poco tiempo me concedieron una beca en la Conselleria de Sanitat y después ya apareció la oportunidad de tener mi propia farmacia".
Tras una trayectoria llena de metas conseguidas, Maite tiene muy claro el objetivo que debe conseguir cualquier farmacia: cuidar de los demás y estar al lado de la sociedad mediante promoción de la salud y prevención de la enfermedad.
Si bien es cierto que la farmacia rural tiene unas peculiaridades: ayuda en el cumplimiento terapéutico, y, por tanto, mejora la adherencia; garantiza los servicios farmacéuticos, sanitarios y sociales; el farmacéutico es el único profesional sanitario en la población durante muchas horas; aporta empleo; y el boticario rural no se deslocaliza, permitiendo un seguimiento del paciente y de su tratamiento, garantizando su control y adherencia.
Y, a pesar del esfuerzo, advierte Maite, a la hora de implantar cambios importantes "pocas veces se ha tenido en cuenta el daño que se hacía a la farmacia rural, siendo como somos la capilaridad del modelo que permite el acceso de los medicamentos a todos los pacientes".
Y es que la labor del farmacéutico no es sólo sanitaria, sino también profesional y social. "Solucionamos diariamente muchísimos problemas generados por algunas lagunas del propio sistema. Una de las bondades de la farmacia rural es que puede tener mejor acceso y relación con el equipo del consultorio". El objetivo final es, en definitiva, mejorar la vida de los pacientes, lo cual se consigue con un equipo multidisciplinar.
Equipos cualificados, pero también adaptados a nuevos entornos como el digital. "El registro de datos no es algo futuro, es una realidad. El farmacéutico debe estar bien formado ya que es el único profesional sanitario que interviene con el paciente en el tratamiento de su síntoma menor".
En cuanto a las herramientas de futuro, Maite destaca la escucha activa o los equipos interdisciplinares. "Debemos estar siempre en escucha activa para que el paciente explique qué problema tiene y poder ofrecerle la solución adecuada. Además, debemos integrarnos en el sistema sanitario para colaborar con otros profesionales y así enriquecernos mutuamente".
Junto a ello, otras cuestiones clave son: participar en la formación del MICOF, laboratorios y sociedades científicas; estar en contacto con las asociaciones de pacientes; estar comprometidos para poder participar en las campañas sanitarias que proponen las instituciones sanitarias, conocer las distintas plataformas digitales del sector farmacia para aprender; y participar en los talleres de actualidad farmacéutica que pueden ofertar los laboratorios.
Todo ello con el fin de alcanzar la meta de la promoción de la salud y la prevención de la enfermedad. Grandes retos para grandes momentos.
