"Algunas comunidades han integrado perfectamente a las farmacias en la respuesta sanitaria autonómica, y otras han pasado de nosotros"

La crisis del Covid-19 ha supuesto un antes y un después para todo el sistema sanitario. Desde el COF Castellón reivindican que una de las lecciones que se deberían aprender pasa por ver a los profesionales farmacéuticos con otros ojos, valorándolos más.

02/09/2020

Hemos atravesado, y todavía estamos inmersos en una pan­demia que ha puesto patas arriba nuestro sistema sanitario, y la farmacia, como todo el sector, se ha visto en medio de esta vorágine, pero sin estar en igualdad de condiciones. Al respecto se manifiesta Sergio Marco Peiró, presidente del COF Cas­tellón, ...

Hemos atravesado, y todavía estamos inmersos en una pan­demia que ha puesto patas arriba nuestro sistema sanitario, y la farmacia, como todo el sector, se ha visto en medio de esta vorágine, pero sin estar en igualdad de condiciones. Al respecto se manifiesta Sergio Marco Peiró, presidente del COF Cas­tellón, quien opina que "hay una parte del sector farmacéutico pública, las farmacias de hospital, y otra privada de interés público, que somos las oficinas de farmacia, y se nos ve como ajenos al sistema. En esta crisis ha habido comunidades autónomas en las que han integrado perfectamente a las oficinas de farmacia en la respuesta sanitaria autonómica, y ha ha­bido otras en las que directamente han pasado de nosotros. En algunas ha sido mixto, como aquí en la Comunidad Valenciana. Aunque para medicamentos hospitalarios no han querido saber nada de nosotros, se han valido de compañías privadas de transporte, en el caso del paciente domiciliario sí que hemos ido a su casa a llevarle la medicación".

Desde su punto de vista, la primera lección es que la administración debería empezar a ver a la farmacia como parte del sistema, y utilizarla: "Aquí nos pusimos a disposición de la administración de forma gratuita para que el ciudadano tuviese lo necesario, ya sea medica­ción o productos sanitarios, en la puerta de su casa, llevada por el farmacéutico de su barrio. Y eso es lo que debemos reaprender. Observar lo que ha pasado y mejorar en ese sentido, en lo que respecta al farmacéutico, y veo que ahí hemos fallado. Deberíamos poder tener una respuesta más rápida y concisa".

Medicamentos hospitalarios

Cuando comenzó toda la crisis en el mes de marzo, el COF Castellón tuvo acceso al conve­nio que firmaron los farmacéuticos catalanes con la Generalitat de Catalunya, y lo manda­ron a la dirección general de la Comunidad Valenciana. En él, la distribución y las oficinas de farmacia se ponían a disposición de la Gene­ralitat, a través de los hospitales se preparaba la medicación hospitalaria y se le mandaba a la farmacia más cercana al paciente. A conti­nuación, un farmacéutico llevaba esta medicación hasta el domicilio, tomando los registros y a coste cero.

El presidente manifiesta que "trasladé todo esto a la dirección general de aquí y no hubo respuesta. Y al poco tiempo me enteré de que aquí habían llegado a un acuerdo con una empresa de mensajería. Estoy en total desacuerdo, primero porque esto tiene un coste para el ciudadano que pagamos a través de los impuestos. Nuestra propuesta y la de la distribución era gratuita, y además está perfectamente adecuada para ese transporte y cumple con las buenas prácticas de la distribución. Eso hay que decirlo y tiene que quedar bien claro, yo no sé si la empresa de mensajería las cumple. Tampoco entiendo que determinados actores de la farmacia hospitalaria defiendan el reparto de medicamentos con servicios de mensajería a las casas de los pacientes. Como si el medicamento fuese un paquete de arroz".

Un antes y un después

Para la farmacia, de manera inmediata, la crisis sanitaria ha supuesto una reforma mayor o menor de la botica: mamparas, vinilos, metacri­latos… Al margen de esto, la farmacia se ha dado cuenta que hay una atención sanitaria más allá de la simple dispensación al paciente. "Una cosa es el trabajo diario de dispensación de los medicamentos, pero ade­más había multitud de cuestiones que preocupaban a la gente. También hemos visto que había que trabajar de otra manera, volver a los orígenes, enseñar mecanismos de higiene, que es lo básico. Cosas que tenemos tan dentro de nosotros que pensábamos que ya estaban aprendidas, pero no, ha habido que hacer mucha educación sanitaria a la población, y la dispensación ha sido más secundaria", afirma Marco.

En la provincia de Castellón ha habido apenas tres o cuatro afectados por el Covid-19 entre personal de farmacia y farmacéuticos, y a pesar de tener los síntomas no saben si han sido positivos, porque no se les ha hecho la prueba, "pero por sentido común se han ido a su casa y se han autoimpuesto una cuarentena de unos 15 días".

Los retos que se plantean tras la pandemia son muchos, pero para Marco hay uno fundamental: "Aprender a trabajar en equipo con nues­tros compañeros hospitalarios. Porque está visto que en algunos sitios funcionamos muy bien, aquí en Castellón hemos trabajado muy bien, pero cuando veo noticias a nivel nacional parece que somos dos mundos diferentes. El paciente de hoy en día necesita muchísimo esa colaboración, porque es un paciente que se comparte, está en su casa pero tiene medica­ción de hospital, está controlado en el hospital pero no puede vivir allí. Una de las cosas que hemos visto en esta crisis es que a pesar de los hospitales que tenemos, parece ser que no tenemos tantas camas especializadas o de UCIs cuando pasa algo tan grave, y eso que hay hospitales en cada esquina. Pero han sido incapaces de absorbernos".

Mascarillas

La problemática sobre la escasez de mascarillas y los precios prohibiti­vos ha sido uno de los muchos quebraderos de cabeza que han tenido que enfrentar los farmacéuticos durante esta pandemia, un tema que ha generado mucha indignación.

Al respecto, el presidente nos explica que la farmacia se ha visto envuelta sin querer en una situación en la que, en el mes de enero aproximadamente, el país se quedó sin mascarillas, porque al principio de la crisis en China los ciudadanos asiáticos que viven en España se llevaron todas las mascarillas. "Y cuando nuestro país llegó a la crisis, no había, nos quedamos sin ellas. Te pones a buscar mascarillas, y el productor si hay demanda, sube el precio, y como ve que se lo compran lo sigue subiendo. Nosotros no somos los culpables, el farmacéutico se ha encontrado ante el dilema de comprar un producto al precio que te lo vendan, o no comprarlo y dejar de proporcionar al cliente un producto que entendemos todos ahora que es tan necesario. Porque al principio de la crisis los dirigentes decían que la mascarilla no era fundamental y ahora es obligatoria". Afirma que muchos compañeros tomaron la decisión de no comprar, y otros compraron al precio que encontraron, y eso ocasionó verdaderas diferencias en precios. Cuando el Gobierno fijó el precio a 0,96 perjudicó a muchos. "Si quieres poner un precio máximo autorizado tienes que asegurarte de que hay producto por debajo de ese precio, y a mi entender tienes que dar una salida a la gente que haya podi­do invertir algo en ese tipo de producto, si no, le abocas automáticamente a vender a pérdidas, y eso no está bien por parte de un Gobierno que nos administra a todos. Puedo entender que han sido tres meses muy duros, y de toma de decisiones muy importantes y rápidas, pero creo que esto ha sido consecuencia de una falta de previsión, aunque una situación como esta entiendo que es muy difícil de prever".

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Autor: IM Farmacias
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