Población infantil, en riesgo frente a los piojos

Actualmente, las infestaciones por piojos son frecuentes y, a menudo, difíciles de tratar, como consecuencia del aumento de las resistencias a los insecticidas habituales. Con la vuelta al cole es el momento de estar más alerta.

30/10/2020

A la parasitación por piojos se la denomina clínicamente como pediculosis. Consiste en la infestación de la cabeza por el parásito Pediculus capitis (piojo de la cabeza), normalmente circunscrita al cuero cabelludo, aunque en casos más graves también afecta a cejas y pestañas. La sintomatología consiste básicamente en un fuerte y ...

A la parasitación por piojos se la denomina clínicamente como pediculosis. Consiste en la infestación de la cabeza por el parásito Pediculus capitis (piojo de la cabeza), normalmente circunscrita al cuero cabelludo, aunque en casos más graves también afecta a cejas y pestañas.

La sintomatología consiste básicamente en un fuerte y persistente picor en la cabeza, con frecuencia localizado con mayor intensidad en el cuello y tras las orejas, producido como reacción a la saliva que el piojo inyecta durante la picadura, y que en la mayoría de las personas provoca una pequeña pápula rojiza. La aparición de este picor puede provocar, secundariamente y por efecto de un intenso rascado, la simple irritación o enrojecimiento o la excoriación del cuero cabelludo, y favorecer la aparición de infecciones bacterianas con inflamación local, a veces con fiebre, costras serosas y/o inflamación de los ganglios linfáticos, en especial de la región cervical. La reacción a la picadura puede ser de tipo alérgico en algunas personas, exacerbando los síntomas en la zona de la picadura. En algunos casos se ha documentado una reacción papular secundaria localizada en cuello y parte posterior y superior del tronco, no focalizada en la picadura, que desaparece espontáneamente al eliminarse la infestación y reaparece con la reinfestación.

Hay que tener en cuenta que los piojos, como otros insectos que se alimentan de sangre, defecan mientras se alimentan, lo que puede contribuir a agravar los síntomas asociados a una infección secundaria de las picaduras cuando se acumulan tales deyecciones. De forma secundaria, la irritabilidad que puede producir una infestación intensa puede alterar el ritmo del sueño y llevar a estados depresivos.

Transmisión

Los piojos de la cabeza son ectoparásitos permanentes y específicos del hombre, es decir, durante toda su vida viven sobre uno o varios huéspedes humanos. Además, están activos y se reproducen durante todo el año.

La transmisión de la pediculosis como afección significa la transmisión de los piojos de un huésped a otro. Lo primero que hay que tener en cuenta es que las condiciones que encuentran los piojos en el pelo de la cabeza son lo suficientemente favorables como para no necesitar trasladarse voluntariamente a otra cabeza, pudiendo seguir reproduciéndose y contribuyendo al aumento de la misma población, ya que los recursos no están limitados. Sin embargo, cuando la oportunidad se presenta pueden pasar a otro huésped.

La situación que fundamentalmente propicia este traslado es el contacto directo con los pelos de una segunda persona, cuando ésta junta su cabeza con la de una persona infestada. Los piojos no saltan ni vuelan, por lo que tiene que existir verdadero contacto para que el piojo pueda asir los pelos. En estos casos resulta sorprendente la habilidad que poseen para agarrarse y trepar con rapidez por el pelo hasta instalarse en la nueva cabeza.

Si esta nueva infestación está constituida por una sola ninfa o un adulto sin capacidad de reproducirse (machos y hembras no fecundadas), y no se incorporan nuevos individuos, aquella no pasará de una ligera molestia que concluirá cuando el piojo muera al final de su desarrollo o por otras circunstancias. En cambio, si se trata de una hembra fecundada, bastaría con un solo individuo para provocar una verdadera infestación, ya que aquella podrá comenzar a depositar liendres e iniciar una nueva generación de piojos.

Ni que decir tiene que la invasión del nuevo huésped por varios machos y hembras o ninfas aumenta considerablemente las posibilidades de nuevas infestaciones, contribuyendo en último término a la propagación de los parásitos y su distribución entre la población.

Es bastante excepcional que se produzcan infestaciones a través de los muebles, alfombras, ropa u otros objetos o superficies. Sin embargo, un porcentaje muy bajo de la transmisión de pediculosis puede producirse por el transporte pasivo de los piojos a través del intercambio de objetos o prendas cuyo uso implica un contacto directo e inmediato con la cabeza: fortuitamente un piojo puede ser arrastrado de forma mecánica, por ejemplo por un peine, y adherirse al pelo de una segunda persona que utilice el mismo peine tras su uso por la persona infestada; del mismo modo puede ser transportado entre las fibras de cintas del pelo, diademas, coleteros, sombreros, pañuelos, etc. Este medio de contagio es posible, pero realmente la probabilidad de que ocurra es baja por varios motivos. Se necesita una cierta inmediatez en el traspaso de las prendas u objetos, ya que se debilitan o mueren fuera del hospedador. Por otra parte, los piojos se aferran firmemente al pelo y no se desprenden con facilidad involuntariamente.

Para leer el artículo completo descarga el PDF adjunto

Autor: IM Farmacias
Día Mundial del Farmacéutico: ¿cómo vives tú la profesión?
Nuestros Podcasts