Asesoría nutricional en la infancia desde la farmacia

La oficina de farmacia es el lugar ideal para ofrecer información y herramientas, además de resolver dudas, a los padres y madres sobre alimentación infantil, desde la lactancia hasta los niños de corta edad.

01/12/2020

Especialmente cuando se trata de padres primerizos, son numerosas las dudas e incertidumbres que surgen alrededor del tema de la alimentación. La oficina de farmacia recibe un gran número de consultas sobre ese tema, y se convierte en una de las principales fuentes de información fiable sobre los productos y ...

Especialmente cuando se trata de padres primerizos, son numerosas las dudas e incertidumbres que surgen alrededor del tema de la alimentación. La oficina de farmacia recibe un gran número de consultas sobre ese tema, y se convierte en una de las principales fuentes de información fiable sobre los productos y los suplementos más adecuados. Las necesidades nutricionales de los niños son elevadas, dado que el organismo no está maduro y todos aquellos hábitos alimenticios que se aprendan en esta etapa serán difíciles de cambiar en el futuro. Además, unos hábitos de vida saludables son sinónimo de bienestar, correcto crecimiento y desarrollo. La etapa de crecimiento tiene unas necesidades nutricionales superiores a la de otras etapas de la vida, y, por ello, la alimentación de los más pequeños de la casa debe estar controlada para evitar problemas de crecimiento y desarrollo.

La alimentación es una de las interrelaciones más importantes entre el niño y sus padres o cuidadores en los primeros años de vida. Las expectativas y deseos de los padres se proyectan sobre el comportamiento del niño. El proceso no es unidireccional, y el carácter del niño, sus experiencias y respuestas, configuran también la conducta alimentaria, influida además por otros aspectos como la composición familiar, obligaciones sociolaborales, publicidad, etc. Existen múltiples variables relacionadas con el contexto familiar que pueden afectar a la conducta del niño en relación con la comida: los hábitos alimentarios de los padres, los alimentos disponibles para el niño o las estrategias utilizadas por los cuidadores para alimentarlo.

Lactancia y alimentación complementaría

La alimentación complementaria (AC) se refiere a todo alimento que comienza a tomar el lactante, ya sea sólido o líquido, distinto de la leche materna (LM), o de un preparado para lactantes o de continuación. La alimentación con leche materna o con fórmula es suficiente para permitir el crecimiento del lactante durante los primeros meses de vida, pero a partir de los seis meses puede ser insuficiente en energía y algunos nutrientes, lo que hace necesaria la introducción de otros alimentos.

Entre los objetivos de una óptima introducción de la AC están el que proporcione un adecuado soporte nutricional, ayude al desarrollo madurativo y psicomotor del lactante, evite los déficits de micronutrientes y disminuya el riesgo de desarrollar alergias alimentarias.

La OMS recomendó en 2003 la lactancia materna exclusiva como alimento ideal durante los seis primeros meses de vida, y continuar con el amamantamiento hasta los dos años o más, acompañado de una correcta alimentación complementaria. Tanto la Academia Americana de Pediatría, AAP (2005), como el Comité de Nutrición de la Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica, ESPGHAN (2017), como la Asociación Española de Pediatría, AEP (2018) consideran que la LM exclusiva durante el primer medio año es un objetivo deseable. En lactantes no amamantados no hay un claro consenso en la literatura científica acerca del mejor momento. La alimentación se puede introducir entre el cuarto y el sexto mes, y es adecuado esperar a que el lactante presente signos de que ya está listo para comenzar. Es importante reconocer las señales, según su desarrollo motor, ya que no todos los niños van a adquirir estas capacidades a la misma edad.

Para poder ingerir alimentos diferentes a la leche, es conveniente que el organismo tenga la maduración necesaria a nivel neurológico, renal, gastrointestinal e inmune. Se considera que un bebé está preparado cuando adquiere las destrezas psicomotoras que permiten manejar y tragar de forma segura los alimentos. Como cualquier otro hito del desarrollo, no todos los niños lo van a adquirir al mismo tiempo, aunque en general estos cambios suelen ocurrir en torno al sexto mes.

Se requiere:

- Presentar un interés activo por la comida.

- La desaparición del reflejo de extrusión (expulsión de alimentos no líquidos con la lengua).

- Ser capaz de coger comida con la mano y llevarla a la boca.

- Mantener la postura de sedestación con apoyo. Una introducción muy precoz de la AC puede conllevar riesgos a corto y largo plazo.

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Autor: IM Farmacias
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